El homenaje póstumo al arquitecto Augusto Rivero Mas, a 45 años de inaugurada su obra cumbre, el Mausoleo a los Mártires de Artemisa (16 de julio de 1977), distinguió el encuentro entre familiares, el colectivo del recinto, directivos y familiares de los moncadistas, entre otros.
Fue en Matanzas, sede del acto central por el 26 de Julio, en 1976, donde el Comandante en Jefe encomendó proyectar un sitio que honrara la memoria de los caídos en la acción de 1953. De ahí el recordar la infinita emoción y gratitud que escribiera de su puño y letra, tras su visita en 2010.
Leticia Caridad Gómez Matos, presidenta provincial de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de Cuba, reconoció los valores arquitectónicos del sitio, mientras el sobrino nieto de Augusto, Adrián Fleitas Zapata, también arquitecto, se sabe comprometido con su preservación.
Este no es un lugar oscuro, explicó Mabel Martínez Deulofeu, su directora. “No es una tumba triste donde la muerte llegó al fin de la vida; es mejor calificarlo tal como lo hiciera el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, artemiseño de La Matilde y moncadista.
“Será como un centinela vigilante que nos recuerda siempre que la Revolución es un relevo de hombres y de generaciones, y que por los ejemplos de los que se sacrificaron ayer, otros cubanos se sacrifican hoy y habrá otros que deberán sacrificarse mañana”.
A dignificar el lugar donde descansa Ricardo Santana Martínez llegó gualmente su hijo, con su flor, su orgullo y su nostalgia, pues su padre se inmortaliza como El artemiseño que rescató a Fidel, lo cual titula un libro que reseña la hazaña guardada con absoluta modestia.
En el Mausoleo quedó el reconocimiento de la dirección de Cultura, el cariño de los familiares de los moncadistas; entretanto, tienen el respeto y el orgullo de un pueblo que agradece a este Monumento Nacional el traer la historia de del 26 a nuestros días, con igual efervescencia. ¡Gracias!