Estamos en pleno verano, una de las cuatro estaciones que se suceden a lo largo del año, aunque, a decir verdad, en Cuba la primavera y el otoño casi no se notan y, en cuanto al invierno, cada vez son menos los días, ante los embates del cambio climático, en que necesitamos abrigarnos.
Por eso en nuestro cálido y soleado trópico, conviene hablar mejor de dos estaciones: una lluviosa de mayo a octubre, cuando ocurre como promedio el 75% de las precipitaciones, debidas esencialmente al calentamiento diurno, y otra de seca entre noviembre y abril, que tiene como causa fundamental de lluvia la entrada de frentes fríos (las llamadas lluvias frontales).
Desde el punto de vista astronómico, el verano se inicia en el hemisferio norte con el solsticio del 21 de junio, que representa en cuanto a iluminación solar el día más largo y la noche más corta del año. Concluye con el equinoccio del 22 o 23 de septiembre, en dependencia de que el año sea bisiesto o no (en los equinoccios de septiembre y del 21 de marzo el día y la noche tienen igual duración).
Durante la etapa veraniega de nuestro hemisferio, la Tierra ocupa el sector de su órbita elíptica más alejado del Sol, que alcanza su máximo el 4 de julio durante el afelio, cuando el planeta dista algo más de 152 millones de kilómetros del Astro Rey.
En contraposición, el punto más cercano o perihelio se registra cerca del 4 de enero, cuando la distancia es de 147 millones de kilómetros, una diferencia de cinco millones de kilómetros entre una posición y la otra.
Aunque puede pensarse que la Tierra esté más cerca del Sol en verano, la realidad del hemisferio norte es otra: se explica por la inclinación del eje terrestre, que da lugar a la inversión de las estaciones.
Eso justifica que, mientras en Cuba se registran por estos meses las más altas temperaturas medias, en países como Argentina, Chile o Uruguay sucede lo contrario, al estar en la etapa invernal más cruda.
El verano artemiseño se enmarca en la primera etapa de la temporada ciclónica del Atlántico septentrional, y varios meteoros han afectado cruelmente el área de la actual provincia, entre los cuales pueden ser recordados el Frederic, del 10 de septiembre de 1979, causante de severas inundaciones en localidades como Ceiba del Agua y San Antonio de los Baños.
Y aun más recordamos el Charley, que en los límites de la categoría 3 de la escala Saffir-Simpson, causó graves estragos en varios municipios, a su paso durante la madrugada del 13 de agosto de 2004.
Cada año los diferentes territorios cubanos celebran el inicio y el final del verano, como lo hizo la provincia Artemisa en la playa caimitense de El Salado, aunque nunca se aclara que se trata del verano festivo o vacacional, que no coincide ni mucho menos con el astronómico.
De esa manera, cuando a inicios de septiembre los alumnos vuelven a las aulas, lo que ha terminado es el verano de vacaciones, pues el real seguirá vigente hasta el día 23 de ese propio mes, cuando dé paso al otoño.