En cada embarcación nace una nueva historia por construir antes de devolverlas a la bahía y más allá de sus límites. Tras un período de estancia en el varadero, donde día a día recuperan su vitalidad, se abren paso rumbo a otros meses de navegación.
Desde calle 30 y final, en el poblado pesquero de Cabañas, justo donde se funden mar y tierra en absoluta complicidad, el acontecer diario de los trabajadores de la Empresa Astilleros Roberto Nodarse está indisolublemente ligado a los barcos que acogen en el centro, reconocido por la excelencia en los servicios de construcción, reparación y mantenimiento naval.
El varadero
Si un sitio distingue a la localidad marieleña de Cabañas es precisamente su varadero, que desde antaño acompaña su historia y devenir. “Este establecimiento siempre se dedicó a la reparación naval: nuestra bahía contaba con un muelle de exportación de azúcar y se abrió entonces una oportunidad para asociarse al proceso”, relata Ramón Reyes Calderín.
Con 23 años en la entidad, los últimos dos como director técnico, especifica que actualmente varan embarcaciones de hasta 320 toneladas, eslora de 42 metros y manga de 12. “El tiempo que permanece cada una en la empresa depende de su dimensión, del volumen de la reparación y del tipo (ya sea media o capital)”, acota el ingeniero mecánico naval.
Saben de la importancia de las labores ejecutadas y de la necesidad de que el país disponga cuanto antes de estos medios, muchos de los cuales son imprescindibles en la operación puerto-transporte-economía interna.
Para cada acometido se valen de la pericia de quienes integran las cuatro brigadas navales, que atienden las especialidades de pailería, soldadura y pintura; entretanto, la de apoyo es responsable de la actividad de maquinado y de los medios de varada.
Entre los operarios priman las ansias de superación. No son tareas que se aprendan de un día a otro; se necesita de un exhaustivo dominio, y el personal que trabaja en los barcos debe estar certificado por el Registro Cubano de Buques.

Más de medio siglo
Con 19 años llegó Fernando González Espinosa al astillero. Desde entonces ha transcurrido más de medio siglo. A sus 70 recién cumplidos, llega el momento del necesario descanso, tras los últimos días en el lugar al que tanto ha aportado.
Conoce al detalle su funcionamiento: se inició como pañolero; más tarde fue pailero, jefe de brigada y de reparación, director de Recursos Humanos y de la UEB Producción. En fecha más reciente se ha desempeñado como jefe de Transporte.
Entre sus memorias atesora barcos imposibles de olvidar. “Hemos trabajado muchos. De una u otra manera, todos te marcan. Recuerdo especialmente al Lobo de Mar, un velero de madera emblemático de la flota cubana. Estaba prácticamente destruido; fue hermoso el proceso de reconstrucción.
“La patana Castrol ha sido de las más mencionadas: había una situación en el país con el abastecimiento de lubricantes y aceites, y estaba vinculada a esa tarea; era imprescindible repararla. Se pensaba que no podría varar en nuestra instalación y, sin embargo, se logró. Varias personas nos visitaron para darle seguimiento. Nos quedó la satisfacción de contribuir a la búsqueda de una solución”.
Este 14 de junio Fernando será reconocido por tantos años de constante hacer, a propósito de las celebraciones por el Día del Trabajador Marítimo Portuario. El astillero es la sede del acto nacional por la fecha, y constituye momento propicio para resaltar el actuar de quienes mueven constantemente la distintiva unidad.
En lo adelante, desde el hogar, junto a su esposa —quien también formó parte del consagrado equipo, al igual que uno de sus hijos—, de seguro volverá a este sitio en cada conversación y recuerdo, cuando la nostalgia los invada.
Cumplir cada acometido
Al momento de nuestra visita, varios trabajadores laboraban al unísono en la patana que transporta mercancías en el trayecto Cayo Largo-Gerona-Batabanó. “La Enif entró por una reparación capital. Tenía 64 meses de agua, y las embarcaciones deben subir al varadero como máximo a los 36. De ahí la magnitud de las acciones”, explica Luis Andrés Armas Álvarez, director de la empresa.
“Le hemos hecho un significativo cambio de acero. Se trata de una patana de carga en cubierta; cuando terminemos, también será de carga rodante, a partir de un proyecto de transformación ejecutado”, asegura.
Apenas a unos metros se encontraba La Niña, una lancha pequeña en la que están inmersos. “Sabemos la necesidad de ponerla en servicio: es la responsable de trasladar agua y combustible a Cayo Levisa, al norte de Pinar del Río, así como a su personal y a los turistas”.
El centro posee dos áreas de varada. Sus principales clientes son navieras cubanas. Este año han entregado cuatro embarcaciones, trabajan en otras seis y aún restan tres por entrar, una de estas la concluirán en 2023.
Cuánto puede hacerse
El astillero ha ganado un prestigio que refrenda la condición de vanguardia nacional en 14 oportunidades.
Hace unos 20 años incluso ampliaron su alcance a la rama industrial, con un peso significativo en la reparación de puentes ferroviarios. Para ese fin disponen de una brigada, ahora enfrascada en la obra constructiva de la Planta de Beneficio de Carbón Vegetal, ubicada en Bauta.
“Asumimos la inversión desde sus inicios. Empezamos por el montaje de estructuras metálicas y apoyamos en albañilería, el techado, la construcción de naves y de implementos agrícolas, la remodelación… También ha intervenido una Cooperativa No Agropecuaria (CNA)”, señala Ramón.
Y tradicionalmente apoyan a la comunidad: han contribuido con Cabañas en cuanto han podido. Este año repararon un parque y pretenden sumar otro, en tanto le confirieron nuevos bríos a uno en el poblado bautense Las Margaritas.
Consideran una fortaleza los encadenamientos productivos; por eso establecieron relaciones con la Industria Mecánica Caribe (IMECA) y la mipyme REMFRI.
Están conscientes de que es preciso garantizar el futuro. En los últimos tres meses organizaron un curso de formación de paileros y soldadores, concluido recientemente, mediante el cual 16 jóvenes se vincularon a la entidad.
Se unen así juventud y experticia en este colectivo donde sus más de 130 trabajadores apuestan cada día por la eficiencia y diversificación de los servicios.