El Bosque Martiano del Ariguanabo es inquieto, como su creador, que cada mayo se inventa nuevos motivos para no dejar de hablar -de manera ingeniosa- del más universal de todos los cubanos.
Con la ayuda de Daniel Ortiz y Javier Álvarez, mecánicos hidráulicos en la empresa tabacalera Lázaro Peña, esta vez Rafael Rodríguez ha movido inmensas piedras para construir un monumento al árbol, quizás el único en Cuba. Este 19 de mayo, aniversario 127 de la caída en Dos Ríos de José Martí y 28 de inaugurado el Bosque, se hará realidad su sueño.
“¿Por qué un monumento al árbol? Porque nos dan sombra y vida. Son pulmones que absorben CO2 y producen oxígeno. Son fábricas naturales de medicamentos. Nos brindan sus frutos para alimentarnos, su madera para construir viviendas y múltiples beneficios económicos.
Hay que cuidar la naturaleza e inculcar amor y respeto por ella”. En un extremo fue plantado un tronco de Yarúa (madera dura) que yacía sin vida en algún sitio, y ya muestra retoños. Aunque se observan najesíes, algarrobos, caobas, palmas reales, laureles y caimitos, Felo prefiere poblar el área con especies que forman parte de la historia de Cuba.
Por eso, el 19 sembrará un caguairán, mencionado por Martí en su Diario de Campaña y conocido también como quiebra hacha, por ser compacto y de una dureza extraordinaria, tan resistente que nos hace recordar a Fidel.