Ni siquiera por su condición de excelencia y vanguardia durante más de 40 años, la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Niceto Pérez, en Güira de Melena, pudo evitar la disminución de sus producciones en medio del recrudecimiento del bloqueo y la recesión económica ocasionada por la pandemia.
Sin embargo, esta forma productiva tiene la suerte no solo de contar con hombres laboriosos, sino también inteligentes, con una habilidad natural para asumir en tiempo récord nuevas tareas y mostrar mejores resultados.
Eso les permitió en 2020 apostar por la siembra de tabaco tapado, como alternativa para insertarse en la cadena de exportaciones de Tabacuba y captar divisas.
“Respondimos al llamado del Primer Secretario del Partido, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y asumimos el reto de incursionar en la actividad tabacalera”, comentó Omar Barroso Miranda, presidente de la CPA.
“Teníamos tres propósitos esenciales: fortalecer la economía de la cooperativa, lograr la liquidez necesaria para la adquisición de insumos y piezas de repuesto y generar fuentes de empleo en la zona.
“Muchas personas lo cuestionaron, después de tantos años dedicados a los cultivos varios. Pero fue la vía para solventar nuestros problemas sin acudir a los recursos del Estado.
“Así llegamos hasta la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco Lázaro Peña a solicitar tierras, recursos y asesoramiento para lanzarnos en esta experiencia, novedosa para nosotros”.
Una campaña buena y otra mejor
En su primer año como productor tabacalero, la CPA Niceto Pérez sembró 21.65 hectáreas de la solanácea. Rendimientos superiores a los 850 quintales y un 18% de capa de exportación, que generó utilidades equivalentes a 200 000 MLC, avalan el desempeño de la cooperativa.
Con el 40% de los ingresos captados en divisas fueron estimulados 217 cooperativistas, explicó Amelia González Hernández, presidenta de la organización de base de la ANAP y representante del tabaco ante la Escogida.
“Con el otro 60%, la entidad adquirió baterías y neumáticos a fin de mejorar la maquinaria agrícola, así como herbicidas, pesticidas y plaguicidas, para la protección de los cultivos varios ante el ataque de plagas y enfermedades. Estos químicos permitirán duplicar (de 40 a 80 hectáreas) el área destinada a la siembra de frijol en la venidera siembra de frío.
“En este momento, la CPA sobrecumple el plan de recolección y ensarte de la campaña tabacalera 2021-2022. Sembramos la misma cantidad de hectáreas que el año anterior, y hasta el 29 de marzo se habían acopiado en escogida 400 quintales, casi 39 000 cujes de los 68 mil ensartados”.
Ha sido un buen comienzo, pero desde la dirección de la cooperativa reconocen que pueden hacer más en términos de eficiencia, aprovechamiento de los recursos y aplicación de la ciencia y la técnica, para elevar los rendimientos y un día resaltar entre los mejores productores de capas de tabaco para torcidos de exportación.
Muchas manos para una obra
Casi 100 trabajadores están ligados directamente al tabaco; la mayoría desvinculados del sector por un año o más, como Yaneisis Fernández Vega, con más de 22 años de experiencia, capaz de promediar hasta 110 cujes en una jornada.
“A veces no dan abasto los recolectores. Han estado paradas porque van demasiado rápido”, comenta Idalmis Rosales Suárez, jefa del ensarte, al destacar los resultados del dúo con Maidel Romero López.
“Aunque aquí todas cosen por encima de los 60 cujes diarios, las mujeres de este aposento son las ‘más largas’”, sostiene Rosales Suárez.
Tanto Yaneisis como Maidel tienen motivación suficiente para no despegar los ojos de la sensible hoja. Por cada cuje ensartado reciben 4,50 pesos, de modo que pueden ganar 500 en un día.
Pese a ser bien remunerado, el trabajo en el tabaco es de mucho sacrificio, considera Norges Veraxer de La Rosa, técnico de cura que cada día, durante la campaña, abre la primera casa de curado antes de las 7:00 de la mañana.
Una vez en el secadero, este hombre se dispone a medir los parámetros de temperatura y humedad. Vela también, por 28 días, tanto la entrada como la salida de aire de la kalfrisa, y administra el suministro de agua, para evitar que en ninguna hoja quede una sola vena verde que afecte la calidad del tabaco acopiado.
Asimismo, sobresale la destreza de los subidores de cujes, y hasta la de Amelia, quien en dos años de familiarización con el cultivo ya es capaz de hablar sobre libre de pie, una y medio, centro ligero, centro fino, centro gordo y corona, al referirse a los pisos foliares de la planta del tabaco y su relación con la calidad de las capas.
Repetir la historia del tabaco
De la experiencia de esta cooperativa resaltan varias cuestiones importantes. En primer lugar, quedó demostrado el valor de romper la inercia y apostar por la creatividad. Además, en tierras fértiles como esas, se corrobora la necesidad de no cejar en la búsqueda de alternativas para incrementar la producción de alimentos… y satisfacer la creciente demanda del territorio y de la capital del país. Sobre este camino, es posible fortalecer la economía, estimular a los trabajadores y hasta caminar solos, sin depender del presupuesto estatal para la solución de problemas fundamentales.
Y aunque está hecho el llamado a sumar otras historias parecidas a la del tabaco en la Niceto Pérez, lo cierto es que esta CPA no deja de sorprender, como lo hizo en 1981 cuando alcanzó un rendimiento equivalente a 11 000 quintales de papa por caballería sembrada.
Hoy como ayer, desde Güira de Melena asume con responsabilidad la necesidad de avanzar hacia mayores rendimientos en el campo, y cree fehacientemente en la máxima de que “si el hombre sirve, la tierra más”.