Sin titubeos, “al pan, pan y al vino, vino”, como el refrán popular que indica transparencia en cada palabra, Lázaro Armando Jiménez, director de la Empresa de Productos Lácteos Artemisa, reconoce que la producción ha mermado considerablemente, los suministros escasean y las fichas de costos han dado un giro de 180 grados.
A pesar de las complejidades, se buscan alternativas para mantener la vitalidad de la empresa, que hoy trabaja con unos 15 000 litros de leche, cuando la capacidad de acopio demostrada asciende a más de 100 000.
De la vaca a la soya
Ya muchos cuestionaban el sabor del helado del Coppelia de Artemisa, parecido al yogur de soya. Pero no es de yogur sino de leche de soya, se adelanta a esclarecer el directivo.

“De hecho, son dos procesos distintos: el yogur lleva fermentación, y el helado se somete a congelación. Aunque los criterios varían entre los consumidores, es la alternativa que usamos para no dejar de poner el alimento en el mercado.
“En la provincia hay dos líneas de soya, una en Guanajay y otra en Bahía Honda, donde se convierte el grano en leche vegetal, un alimento de alta demanda mundial aunque no existan hábitos de consumo en Cuba.
“Entre otros beneficios, este producto es una fuente de proteínas, vitaminas, minerales y nutrientes; mantiene equilibrados los niveles de colesterol y es menos dañino que la leche de vaca”.
Pero la soya tampoco se produce en Cuba, es importada, y cada tonelada que la empresa le compra a la molinera tiene un valor de 13 000 pesos.
No juega la lista con el billete
La aplicación de medidas para estimular la producción agropecuaria, benefició a los productores de leche que, ahora, si cumplen determinados estándares de calidad, pueden cobrar hasta 20 pesos por cada litro, e incluso negociar precios por acuerdos cuando tengan excedentes de producción.
Sin embargo, como efecto dominó, el acopio sigue en descenso. Los campesinos cumplen el plan de entrega a la industria, solo que los volúmenes contratados apenas cubren las necesidades de la canasta. Sin ser economistas, cualquiera puede darse cuenta que este alimento es completamente subsidiado, así se ajusten las fichas de costos.
Entonces, ¿qué hacer para generar utilidades? Desarrollar otras líneas como el queso, que también se encarece demasiado. Un simple análisis lo deja claro: un kilogramo de queso precisa como promedio 12,5 litros de leche, que cuestan 250 pesos a la industria.
Y quedarían por calcular electricidad, agua, combustible, salarios, embalaje, transportación y otros insumos, de modo que producirlo asciende a 300 o 350 pesos. ¿A cuánto vender, entonces, a los centros comercializadores para generar un margen de utilidad? Y estos, ¿cuánto cobrarían al consumidor por un simple kilogramo?
Medidas necesarias
Son cinco las UEB productivas que deben sostener la misión de la empresa, y ninguna cubre la demanda de clientes y consumidores. Solo el año anterior acumularon pérdidas por encima de 15 millones, sin respaldo productivo ni precios centralizados que favorecieran las utilidades.
Por eso resulta necesario tomar decisiones cardinales, como la de crear recientemente la UEB Lácteos San Antonio de los Baños, que incluirá la parte de logística, ATM y asumirá la producción de las 40 toneladas de leche generadas por Chocolet, una fábrica que anteriormente superaba las 200.
UEB Guanajay, cambiar los números
Problemas tecnológicos y falta de materias primas, principalmente de leche, influyeron en que esta UEB cerrara 2021 en números rojos.
Mas, en lo que va de año la industria despunta con nuevas proyecciones, y avizora incrementos, asegura Alexis Malla, el jefe de producción.

Menciona las mejoras tecnológicas en el sistema de frío, la conexión de un banco de hielo y la torre de enfriamiento, aún en ejecución.
En el área de mantenimiento, pegado al torno, Raúl Suárez se encarga de las reparaciones de máquinas y compresores, e innova alguna que otra vez, al carecer de las piezas para subsanar roturas.
En el interior de la fábrica, una máquina Frisher de 750 galones y otra de 200, manipuladas por cuatro trabajadores (un jefe de brigada, dos ayudantes y un mezclador), cierran el ciclo que inicia con la búsqueda de la formulación adecuada, en dependencia de la materia prima a utilizar.
Para degustar el helado, se requiere, además, de unas cuantas horas de mezcla, homogenización, enfriamiento, congelación, maduración, neveras de congelación a temperaturas muy bajas, envases adecuados, conocimientos y entrega.
En cuanto a las utilidades, será imprescindible seguir estudiando las maneras de incrementar el margen, superando obstáculos materiales y manteniendo la satisfacción del cliente, lo cual también incluye los precios.