De electricistas y mecánicos en una fábrica, operarios de molinos en una cantera, profesores en un pre, albañiles o especialistas de instrumentación en un central azucarero llegan las proezas diarias de los artemiseños condecorados con la Orden Lázaro Peña de I, II y III grados y con la Medalla Jesús Menéndez, a propósito del Primero de Mayo.
En el más solemne de los sitios de la joven provincia, el Mausoleo a los Mártires de Artemisa, Gladys Martínez Verdecia, integrante del Buró Político y Primera Secretaria del Partido provincial, colocó en el pecho de trabajadores de la UEB Fibrocemento, la cantera Elpidio Berovides y el Instituto Preuniveritario José Licourt Domínguez, entre otros, la Orden conferida por el presidente de la República de Cuba y el Secretario General de la CTC.
En la sala mortuoria que guarda los restos de 17 artemiseños, unos caídos en las acciones del Moncada el 26 de julio de 1953 y otros antes del triunfo de 1959, se agasajaron hijos de este pueblo de sectores como el azucarero, tanto de la UEB 30 de Noviembre como de Harlem, de la UBPC Rigoberto Corcho, la José Martí y la Carlos Baliño.
También llegó igual condecoración al pecho de artemiseños de la Central Termoeléctrica Máximo Gómez, en Mariel y de las UEB de Transporte de Güira de Melena y San Cristóbal, más dirigentes sindicales de la cooperativa José Martí y del sindicato de civiles de la defensa, por su labor internacionalista.
A pocos jornadas de celebrar el Día Internacional de los Trabajadores, y en presencia del Gobernador Ricardo Concepción, junto a Nadia María Toca Hernández, secretaria de la CTC en la provincia, entre otros dirigentes, se distinguió a cinco jóvenes ejemplares con la condición Unidos los que aman y fundan, que por única vez entrega la organización obrera tras cumplirse los 60 años de la UJC.