Con presteza y sin motivos clínicos, Alexa adelantó su llegada al mundo. Apenas pesaba 800 gramos cuando vio la luz, con 27 semanas de edad gestacional, en el hospital Ciro Redondo García, de la cabecera provincial.
“Hasta ese día mi embarazo transcurría sin dificultades”, asegura la madre veinteañera, Dalianis Beltrán, quien se enfrentó a los primeros dolores y contracciones en su vivienda, ubicada en el barrio Rosa Marina, de Bauta.
“Mi mamá descartaba la posibilidad del parto, pero los dolores se hacían cada vez más fuertes. Entonces la doctora del consultorio llamó una ambulancia y me llevaron para el policlínico. De ahí me remitieron a la maternidad del Ciro Redondo, donde nació mi bebé con Síndrome de Dificultad Respiratoria. La ventilaron y trataron con surfactante pulmonar, antes del traslado a San Antonio.
“La muerte de mi papá, dos días antes, perturbó mis emociones y, de algún modo, se lo transmití a la niña”, dice Dalianis con los ojos anegados en lágrimas.
Paciente de alto riesgo
Alexa vivió su primer trimestre de vida en la Sala de Neonatología del Hospital Iván Portuondo, en San Antonio de los Baños. Su prematuridad la convirtió en paciente de alto riesgo y posibles complicaciones asociadas durante la etapa neonatal, incluso en un período de tiempo más extendido, asegura el doctor Jorge Alexis Pérez, jefe del servicio.
Con nueve días de vida, comenta el especialista, la pequeña tuvo una perforación esofágica baja (intestinal) que condujo a los médicos a colocarle sondas (directo al estómago) por más de 30 días; eso facilitó el tratamiento, que cicatrizó esa perforación y propició la alimentación.
También se presentaron complicaciones médicas: dificultades respiratorias prolongadas que provocaron displasia broncopulmonar; podía llegar a intervención quirúrgica, pero se solucionó con tratamiento conservador y ventilación mecánica durante 69 días.
Piel con piel
Con 109 días de nacida y un peso de 2 075 gramos, Alexa está en la sala Piel con piel, asociada a los servicios neonatológicos. La enfermera Idania Vargas da fe de una evolución adecuada, acorde con los propósitos del departamento.
“Aquí la bebé está en contacto directo con su madre, piel con piel, encima de ella”, explica el doctor Osmany Martínez, vicedirector del Programa Materno Infantil en la institución hospitalaria.
“Este proceder estimula la succión y, por ende, facilita con mayor rapidez la subida de peso, además de estimular los lazos de amor con su mamá, entre otros beneficios.
“Permanecen hasta que alca nzan 1 800 gramos. Luego pasan a la sala de Alojamiento Conjunto, no así Alexa, que llegó con 1 800 gramos porque estuvo mucho tiempo en estado crítico y succionó de manera tardía”, asegura mientras hojea la historia clínica y se cerciora que ya está lista para el cambio de sala.
No hay imposibles
La joven mamá coincide con el doctor Jorge Alexis en los cuidados especializados que requiere Alexa.
El especialista insiste, entre otras cuestiones, en la prevención de las infecciones, en mantener la lactancia materna, cumplir el esquema de vacunación y las medidas preventivas para evitar enfermedades virales, además del seguimiento multidisciplinario mediante la consulta de Neurodesarrollo.
Desde su perfil de Facebook, Cristian Alejandro Carrazana, padre de Alexa y esposo de Dalianis, agradece el milagro por algo que parecía imposible, “primeramente a Dios por obrar a través de los médicos que día y noche lucharon por la vida de mi mayor bendición. Gracias a todos por sus oraciones”, acentúa el joven, que colma su estado con imágenes de la niña.
Y es que los milagros sí existen, sobre todo si la intervención divina viene vestida con batas blancas.