Sol y playa suelen ser los atractivos turísticos más nombrados de Cuba, y sí que resultan seductoras nuestras cálidas aguas y fina arena, mas hay otros encantos igual de fascinantes, escondidos más adentro, donde la montaña armoniza con las cálidas aguas de un río y los árboles parecen abrazarte al compás del viento.
En el corazón más verde de Artemisa está la Comunidad Las Terrazas, inaugurada el 28 de febrero de 1971 como un templo a esa unión necesaria entre hombre y naturaleza.
Ser terracero es orgullo y patrimonio de unos pobladores ya bien lejanos de sus antecesores carboneros y campesinos, pero concientes de la urgencia de estar en paz con el medio ambiente para disfrutar de sus bondades siempre.
Los encantos de este pedazo de paraíso no solo son el tesoro más preciado de los pobladores, sino también su sustento económico, pues es el turismo de naturaleza la principal actividad del lugar.
Muy contrario a lo que suele suceder con los sitios explotados por el hombre con fines recreativos, en Las Terrazas multiplican el verdor y preservan las ruinas que cuentan historias del pasado, proponiendo opciones de recreación sana como el senderismo, los paseos en bote, los baños en el río, la observación de aves, entre otras.
El cuidado del medio ambiente es asignatura obligada para sus habitantes desde la propia escuela, y no falta el vínculo con el Hotel La Moka, un enclave que logra armonizar con el entorno y ser parte de él, gracias a los árboles que crecen, incluso entre su estructura, como muestra de respeto a la flora del lugar.
Más de un cuarto de siglo ha pasado desde que en 1994 este sitio de la Sierra del Rosario se erigiera como Complejo Turístico, atendiendo a sus atractivos geográficos y naturales, con más de 800 especies de plantas, entre ellas árboles de maderas preciosas, y más de 70 tipos de aves, muchas endémicas.
Pasado y presente se juntan en las ruinas de antiguos cafetales franceses donde puede el visitante sentir las huellas de antecesores cafetaleros que otrora dieron vida a esa zona.
La Casa donde viviera Polo Montañez descolla también entre los atractivos. A su alrededor se vislumbra el paisaje de inspiración para un Guajiro Natural que nos legó tan bellos temas musicales.
Participación comunitaria y conciente en el cuidado del entorno y fuerte identidad colectiva son características que definen al lugar y lo hacen único dentro de la geografía artemiseña, de ahí que cada año sea destino seguro para turistas nacionales y extranjeros.
Llegar hasta Las Terrazas es sentir la esencia misma del turismo de naturaleza más allá de una actividad económica fuente de ingresos. El amor de sus pobladores por cada tramo verde contagia y demuestra que se puede convivir en armonía con el medio, preservar las especies y enriquecer el espíritu desde la conservación y el respeto.