¿Qué criterios definen a un barrio vulnerable? Tal vez usted también se lo haya preguntado, o el término le quede bien claro: abandono, viviendas precarias, escasez de recursos materiales, opciones recreativas y oportunidades.
Todos esos factores confluyen en El Chalet, pese a la aún fastuosa construcción que recibe al visitante a la entrada del barrio, uno de los cuatro declarados en situación de vulnerabilidad en el municipio Artemisa.
Hasta sus predios llegó la semana anterior un equipo de este semanario, presto a intercambiar con niños de la primera infancia y sus familiares, en el local que ha dado nombre a este asentamiento.
Allá nos fuimos en un coche de caballo cargados de esperanzas, a compartir un poquito de lo que tenemos. Íbamos conscientes del valor de las pequeñas cosas, siempre que se entregan desde la emoción.
Esa fue la mejor forma que encontramos para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Jornada de la Prensa cubana, junto a María Julia Martínez, funcionaria del Departamento Ideológico del Comité Provincial del Partido y Odalis Acosta Góngora, presidenta de la Upec en el territorio.
Pero aquella mañana se trastocaron los roles, pues hubo periodistas y directivos convertidos en narradores de cuentos, promotores de lectura, poetas e incluso cantantes de ocasión.
Luego el calor del Sol del mediodía nos acompañó en un recorrido por el barrio, hasta las puertas más desfavorecidas, en las cuales dejamos muestras de respeto y cariño en cada artículo de aseo, en cada pieza de ropa.
Así pudimos palpar varias historias, como la de la joven Yisel Ordaz Uranga, viuda y responsable de tres hijos de diez, siete y cinco años. Ella no se amilana. Asegura que quiere “empezar a trabajar lo antes posible”, para lo cual ya se conforman proyectos de desarrollo.
De acuerdo con la delegada Marlén Rodríguez Callao, de la circunscripción 36 del consejo popular Toledo, “nos quedan 12 mujeres desempleadas, que pensamos beneficiar cuando se concreten un organopónico y una guarapera en la localidad”.
Puede que Yamisleysis Rodríguez también encuentre la ocasión de aportar al hogar. Con la sombra de la incertidumbre sobre su cabeza, en el pequeño rancho de madera le acompañan su mamá, esposo y dos niños, el más pequeño todavía de meses.

Llegaron de Niquero, Granma, hace seis años. Desde entonces ha crecido la familia… y la desesperación. Lo que parecía una facilidad temporal, hoy constituye el único refugio; mientras, el hombre ya se incorporó al trabajo, y todos esperan la posibilidad de adquirir estatus legal.
María Teodora García, de 71 años, tampoco vive a sus anchas. El ciclón Charlie arrasó su endeble vivienda, así que desde 2004 pernocta junto a su compañero Luis en un reducido espacio, fruto de la necesidad.
Daymeris López Núñez, trabajadora social y coordinadora de tareas de la demarcación, precisó que la morada de María y Luis figura entre las ocho con presupuesto asignado para construir o reparar este año.

Además, “disponemos de 23 640 pesos para avituallamiento necesario, a esta y otras 51 familias atendidas por trabajo social”. La faena resulta ardua en un barrio donde 69 casas poseen pisos de tierra, 21 en su totalidad.
Pero entre tantas carencias siempre afloran soluciones, como la de garantizarles almuerzo gratuito en la CNA El Chalet a dos ancianos solos. Santiago Noda González, el económico, dijo que igual facilitan alimento a los albañiles que laboran en la bodega y el quiosco de Cimex.
Tanto la UEB Fibrocemento como la corporación asumen el reto de acondicionar los locales. A la bodega deben rehabilitarle el baño, sustituir parte del piso deteriorado y culminar el resano de paredes; mientras, avanza la terminación del punto de venta, al que restaba colocar la puerta, luminarias, enchapar la meseta… comenzar a vender.
Al Chalet lo encontramos en movimiento. Afirmar lo contario sería mentira: mujeres creadoras auspiciadas por la FMC, promotores culturales con el respaldo de la Casa de la Música en sus actividades, e incluso el sueño de fundar un parque y un rústico estadio de pelota.
Pasó el horario del almuerzo y tocó regresar nuevamente a bordo de “nuestro coche”. Tanta gratitud nos convidó a valorar más lo que nos rodea, y aún llevamos grabada la impresión de cuánto resta por hacer.
Por ahora, insisto en quedarme con una imagen que no sale de mi cabeza: la de Alejandrito abrazado a La Edad de Oro. Ojalá esa promesa igual contribuya a enderezar los caminos.