Mientras la COVID-19 complejizaba el escenario y las cuerdas del bloqueo se hacían más tensas, en Artemisa crecían las muestras de solidaridad, y la cooperación internacional llegó como bocanada de aire para muchas familias que en 2021 atravesaron vivencias aterradoras.
“Medicamentos, insumos para hospitales y centros de aislamiento, ambulancias y material gastable como mascarillas o alimentos, no faltaron en todo el período gracias a manos amigas”, resume Jorge Luis Oramas Vargas, jefe provincial del Departamento de Comercio Exterior, Inversión Extranjera y Cooperación Internacional.
“Iniciado 2021, desde Noruega recibimos bicicletas, sillones para las clínicas estomatológicas y ropa, que beneficiaron a centros asistenciales de Salud y a personas necesitadas.
“Con la entrega de recursos imprescindibles, CARE Internacional favoreció a la agricultura, como lo hizo la asociación canadiense OXFAM, que ayudó de manera directa a productores de Alquízar y al Servicio de Atención a la Familia, con medios que facilitaron la producción y distribución de alimentos en tiempo de pandemia.
“La villetta de Roma envió su ayuda a hogares de ancianos, sector poblacional vulnerable a la COVID-19. Y la Terminal de Contenedores de Mariel se hizo presente en hospitales y centros de aislamiento; de las 11 ambulancias donadas en el período, nueve se deben a la cooperación con la TCM, otra llegó a través de KarEn y una última como fruto de la hermandad de un amigo alemán. Se espera la entrada de ocho vehículos más para fortalecer el servicio de ambulancias.
“Mariel también ayudó con 54 equipos de clima y refrigeración, para mantener en óptimas condiciones equipamiento de los hospitales que requiere bajas temperaturas para su adecuado funcionamiento. Y la compañía Thai Binh Global Investment distribuyó culeros a niños discapacitados en seis ocasiones”.
Asociaciones de amistad, comités de solidaridad, consejos de iglesias, sindicatos, ONG y cubanos residentes en el exterior, han dejado su huella en Artemisa, justo en el año más complejo. “Muchas personas y núcleos familiares se beneficiaron de la cooperación internacional”, expresó.
“Un claro ejemplo son las 35 viviendas electrificadas en zonas montañosas de Candelaria, San Cristóbal y Bahía Honda, mediante tecnología de paneles solares, gracias a un proyecto que impulsa la ONG KarEn para la electrificación en zonas rurales. Y los barrios vulnerables recibieron atención especial, con la entrega de alimentos donados”.
Tecnología, conocimientos, recursos, experiencias y gestión del desarrollo, son de los beneficios que deja la cooperación, cuando otros pretenden asfixiar a Cuba. Entretanto, desde aquí, la llama de la solidaridad recorrió 40 países con 739 colaboradores, galenos en su mayoría que salieron a enfrentar la covid en otras latitudes.