Ana Gloria Díaz Hevia ama la danza, es bailarina en esencia y en el corazón. Durante varios años educó y moldeó a las generaciones caimitenses en el mundo danzario, en su proyecto comunitario Alma Danza. Con la bailarina, la maestra y la mujer conversamos a propósito del 8 de marzo.
“He dedicado parte de mi vida al servicio de la enseñanza por la danza, es algo que llevo dentro, ya es parte de mi identidad, en la medida en que me defino como actor social y ético me siento sujeto activo de un proceso educativo transformador a través del arte y de enseñar a los estudiantes a no repetir lo que les enseñan, sino a construir aprendizajes y generar su capacidad infinita de aprender crítica y creativamente”.
“En mi desempeño y vocación por la cultura, así como la motivación y sensibilidad de la danza, ambas me han brindado las herramientas para el quehacer comunitario. Este ha sido indispensable para mi desempeño como artista y en estos momentos como mensajera cultural desde la UNEAC hacia el trabajo comunitario, en la continuidad de la promoción del arte y la literatura como ente transformador”.
Con casi 40 años en el sector de la cultura ha tenido, dice, el privilegio de compartir su experiencia con distintos grupos de América Latina y Europa, como maestra y también como mensajera del trabajo cultural comunitario”.

¿Háblame de ti, que te apasiona, que te hace soñar?
Me apasiona la vida, entonces existo, ando por ella; la vivo. Pienso que no me está esperando en ninguna parte, me está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta, está aquí y ahora, en este mismo momento, en mi respirar, en la circulación de mi sangre, en el latir de mi corazón.
También la sufro, es natural, debe haber siempre un equilibrio, la vida tiene realidades pero también sueños, dormidos o despiertos, este último el más apasionado, me gusta mucho hacer volar mi imaginación y entonces llega la creación de muchas maneras, mi proyecto de vida, mis creaciones artísticas.
La vida me permitió ser mujer, hija, esposa, madre y abuela, me siento afortunada, pero plena cuando pueda abrazarlos presencialmente, en este minuto me salva el cristal del teléfono; bendito sea el señor por darme tanto amor y poder compartirlo.
¿Cómo es la artista en el ámbito familiar?
“Ana en casa es una mujer común, con las tareas hogareñas compartidas con mi compañero, esposo y padre de nuestra hija Joanna. Me gusta mucho disfrutar el café en mi terraza y hablar a solas, sé que alguien siempre escucha y eso me anima, claro cuando José no está, diría que estoy loca, él no es artista”, sonríe.
“Llamar a mi hija y nietos por teléfono, estar al tanto de ellos, creo que a veces me paso con la mamitis. Me gusta recibir visitas, chacharear como decimos las cubanas».
«Mi hogar ha sido centro de ensayos coreográficos en muchas ocasiones, en estos momentos extraño eso; los tiempos prorrogados de la pandemia han impuesto una dinámica y un ritmo diferente a nuestras vidas, a nuestros proyectos, y están exigiendo un repensar y un actuar innovador, resiliente, y renovado».
¿Te consideras feminista?
Sí me considero feminista, porque el feminismo es un movimiento social de fortaleza, es respetar, es caminar juntos, no es odiar a los hombres, ni estar en contra de ellos sino a favor de una sociedad más justa en igualdad de derechos.
Ante mi pregunta que la define como mujer me responde con este poema:
“Hoy somos, más plenas, más dulces, más risueñas
y por suerte, de alguna manera, más salvajes.
¡Y en aquel otro tiempo también lo éramos sólo que no lo sabíamos!
Hoy somos todas espejos de las unas y al vernos reflejadas en esta danza cotidiana, me emociono y pienso en ti.
Les deseo a todas un lindo tiempo de mañana de tardes soles y lunas de esperanzas”.
No a la Guerra ——–Vuelo a la Paz
