Eso es ser emprendedor: ponerle el corazón a las ideas. Raúl Lastre Fonte nunca se ha rendido ni dejado vencer. Tampoco se guarda una visión o un plan. Por eso la mediana empresa que dirige satisface a los clientes, depara utilidades a los trabajadores y expande sus horizontes.
“La motivación inicial de Casa Pesca fue garantizar proteína al pueblo, pues empezó a escasear durante el cierre por la pandemia”, explica.
“Antes criaba cerdos, pero existe una situación bien conocida de carencia de alimento animal. Entonces, nos decidimos por el pescado: a la mura, la carpa y el labeo, basta con fertilizarles gradualmente su estanque… y generan la materia prima suficiente para nuestras producciones.
“Elaboramos croquetas, hamburguesas, salchichón, jamonada y bacalao. También hemos hecho spam y chorizo. Usamos yuca y un polvo específico de arroz como extensores. Comenzamos con el servicio de cafetería; luego habilitamos un punto para vender en paquetes, como en un mercado”.

Ambos locales atraen a los bahiahondenses como si siempre hubieran estado ahí. La oferta invita a comparar: buenos panes con salchichón, jamonada o hamburguesa no cuestan más de 15 pesos, e igual tienen propuestas para quienes prefieran multiplicar los ingredientes. ¿Dónde más?
En el otro establecimiento, los clientes aseguran plato fuerte para la casa o la merienda de los muchachos. Encima, el ingenio de Casa Pesca añade un peculiar atractivo: paleticas de helado que ellos mismos elaboran. Helen Valdés, Dairon Pérez, Rosa Chirino y Orlando González aseguran haberse convertido en habituales de ambos sitios.

Amplios horizontes
“Contamos con otro punto de venta en el área de festejos de Bahía Honda. De manera informal allí puedes consumir pescado frito, croquetas, hamburguesa… con tu pareja o alguna amistad, mientras escuchas música y te tomas una cerveza”, agrega Raúl.
No es de extrañar que las intenciones de esta mediana empresa vayan incluso más allá. “Ahora queremos montar unas casas de cultivo, dar un valor agregado a esas producciones e incorporarlas al punto de venta tipo mercado.

“Por supuesto, vamos a abrir un restaurante especializado, desde el cual contribuir al combate contra la inflación: pretendemos que el pueblo pueda comerse un buen pescado a un precio asequible.
“Y planeamos levantar un ranchón educativo, por llamarlo de algún modo, donde la población pueda ver de dónde sale el pescado que consumen… y hasta pescarlo. Tendría un cable para viajar por encima de todo el proyecto y apreciar los estanques y la pesca, en medio de la adrenalina”.
No son sueños, sino voluntad
Pueden parecer simples anhelos de soñadores. Mas, no lo son. A cada objetivo le insuflan ánimo y estrategias. La cafetería no carece de pan, porque se encadenaron con la Alimentaria; tampoco le faltan sus surtidos, porque disponen de un centro de elaboración propio.
“De acuerdo con la necesidad de mejorar la calidad de los productos, hemos tenido que hacer muchos experimentos y consultar en Internet, para buscar soluciones y adaptarlas a cuanto podemos hacer aquí.
“El 90% de los equipos del centro de elaboración son hechos por nosotros, o estaban en desuso y los rescatamos, como la paletera (tirada en materia prima para procesar como chatarra), los equipos de frío, la revolvedora (solo tenía el tambor) y una máquina de moler.
“Por eso, pese a la subida del costo de lo que no elaboramos, como sazones, yuca y el polvo de arroz, hemos mantenido el precio inicial a nuestros productos, pues la materia prima principal es el pescado, y lo producimos nosotros mismos.
“Nos motiva ganar la credibilidad ante el pueblo. ¿Cómo? Con calidad y sostenibilidad de la oferta. Nos gusta escuchar: hemos logrado que el cliente, los trabajadores y amistades se acerquen y sugieran cómo mejorar.
“Nuestros planes han costado muchas horas de sueño, pero compensa saber que lo estamos logrando y el pueblo nos retribuye: nos saludan, hablan de lo que hacemos. Eso es gratificante; nos inspira”.
El pecho a los contratiempos
Más de una montaña ha tenido que inclinarse ante tamaña voluntad.
¿Metáfora? No. Han descarnado varias laderas para crear los estanques hoy sembrados de peces: cada uno es herencia solo del sudor de sus frentes.
Destaca el cultivo de la tilapia roja. “De ahí pretendemos ingresar divisas para ser funcionales, hacernos de embarcaciones y adquirir equipos, artes de pesca y útiles que es preciso importar, así como leche en polvo para garantizar el helado a un precio razonable”, sostiene el decidido emprendedor.

Sucede que ya hasta midieron el pH del agua de la bahía, para hallar el mejor sitio donde ubicar losas pairo, y dedicar esos canales a la tilapia roja. Además, pronto iniciarán el rescate de seis embarcaciones.
“No es una desgracia, sino una dicha desbrozar el camino a quienes vienen detrás. Fuimos de las primeras medianas empresas aprobadas en el país. Hemos ido abriendo puertas y cambiando mentalidades todavía ancladas en el pasado.
“La situación con el dólar y el CL (Capacidad de Liquidez) nos está trabando un poco. Espero se solucione. Podemos comprarle a un gran número de empresas, solo no tenemos cómo pagarles; no hay forma.
“Ellos sí nos pueden pagar, pero no podemos circular ese CL: tienen sus cuentas en CL y no en dólares; nosotros en dólares y no en CL, ni manera de convertirlo. Necesitamos abrir esas puertas para adquirir insumos, como mallas, sazones, latas para sardinas y logística en general”.
Dos grandes premios
Raúl alude a uno de los frutos principales. “Nuestros trabajadores (24) son recompensados por cuanto trabajan. Su salario promedio oscila entre 6 000 y 7 000 pesos. Ganan por lo que sean capaces de vender. Hasta se motivan entre ellos, desde el que pesca hasta el del punto de venta”.
Y otro premio a tanto tesón le llena de similar orgullo. “Cerramos 2021 con 2.2 libras de proteína promedio a los 43 000 habitantes de Bahía, no solo del casco urbano sino de los distintos consejos populares, en un camión, cada cuatro días. Antes de iniciar el proyecto, el municipio no llegaba a una libra de proteína promedio”.
Desde luego, la intención lógica de generar utilidades entre quienes se entregan a su obra, también evidencia lealtad a los bahiahondenses, consagración admirable de esta Casa dedicada a la Pesca.