El parque Martí tiene una rica historia para los guanajayenses. Allí se rinde tributo al más universal de los cubanos. A este Monumento Nacional le programan una reparación capital.
El 20 de enero de 1905, en el barrio Pueblo Nuevo, se alzó la farola de encendido manual, uno de los primeros monumentos dedicados a José Martí. El tributo le llegó de los valientes que habían alzado el machete el 24 de febrero de 1895, ya veteranos.
Los daños por la crecida del río Capellanías en 2012, casi causan su pérdida definitiva. A más de cien años de su construcción, se restaura y decide trasladarla hacia este parque. Allí está junto al monumento dedicado al Apóstol.
Para realizar el monumento se contrataron los servicios del arquitecto Aquiles Maza y del escultor José Sicre. El plano general lo concibió Maza, en tanto Sicre esculpió en bronce la cabeza del Maestro, especialmente para este proyecto inaugurado el 28 de enero de 1937.
Las primeras plantas se abonaron con tierra de Dos Ríos. La columna donde se colocó el busto y la pared situada al fondo, están hechas con piedras de la cárcel de La Habana, en la cual Martí guardó prisión durante su adolescencia.
Cada 28 de enero y 19 de mayo, la luminaria se enciende para homenajearle. Su luz vive por siempre en Guanajay, donde le encendieron una llama inextinguible.
Por DAIRIS BRITO y YAILÍN A. CHACÓN