Para Artemisa no fue una quimera convertirse en una provincia de ciencia. Lo demuestran sus resultados. Y como fruto de la colaboración entre el Grupo BioCubaFarma y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), erigió una instalación que también desarrollará fármacos de producción nacional como la vacuna Abdala y los medicamentos Jusvinza, Heberprot-P y Heberferón.
La Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), a unos 58 kilómetros al oeste de La Habana, acogió desde 2016 la creación del complejo biotecnológico CIGB-Mariel S.A.
Se trata de una sociedad mercantil de capital ciento por ciento cubano y primer negocio de este tipo que se inaugura en el sector A3 de alta tecnología. Cuenta con elevados estándares tecnológicos, regulatorios, y equipos para trabajar desde el escalado de productos y procesos hasta la etapa de producción industrial.
“Tienen un tesoro en las manos”, aseguró el General de Ejército Raúl Castro Ruz a sus directivos y trabajadores, al inaugurar el complejo, considerado el más moderno de Cuba y uno de los más avanzados en la región.
“En el departamento de física-química contamos con cinco laboratorios de tecnología de primera. Durante enero nos dedicaremos al establecimiento y validación de técnicas analíticas, por tratarse de una nueva institución en el país”, explica Yunaisy Jiménez Puig, directora de control de la calidad en el CIGB-Mariel.

“Otras pruebas están relacionadas con la concentración de proteínas, humedad, determinación de pH, estabilidad de lotes, cultivo de células… Disponer de un alto estándar nos permite aportar a la Salud en Cuba y otras naciones.
“Además, tenemos cámaras frías para estudiar si el producto se expone a otras temperaturas, áreas de incubación de placas, fregado y esterilización, laboratorio de biología molecular, oficinas para realizar trabajos de mesa y preparación de nuevas técnicas analíticas, todo enlazado por un sistema (transfer) que favorece el estricto cumplimiento de las medidas higiénicas.”
Para Cuba y el mundo, más ciencia
Contar con un centro de producción biotecnológica en la ZEDM, permitirá a Artemisa desarrollar fármacos de uso humano con técnicas de la biotecnología y la ingeniería genética, señala Catalina Álvarez Irarragorri, directora de la promisoria institución.
“La generación de empleos, unido a la posibilidad de trabajar y no hacerlo precisamente en La Habana, deviene oportunidad para los egresados de especialidades afines”, destaca la ingeniera.
“Pretendemos incrementar de inmediato nuestros estándares de calidad, a fin de penetrar mercados del Primer Mundo. Asumiremos un grupo de productos novedosos en desarrollo, contra enfermedades cuya incidencia es mayor en países de la región y el resto del mundo, pero la prioridad apunta a satisfacer, en primer lugar, las demandas nacionales.
“BioCubaFarma tiene más de 30 empresas por toda Cuba. CIGB Habana es la institución madre y dispone a su vez de dos centros, uno en Sancti Spíritus y otro en Camagüey, que se dedican a investigar productos biotecnológicos para la salud humana y la esfera agropecuaria.
“El gran papel del CIGB está en la investigación, desarrollo y obtención de productos; sin embargo, produce en una escala más pequeña, pues la instalación lleva muchos años de explotación. Ahí entramos nosotros, una extensión de su parte productiva: asumimos procesos de ingredientes farmacéuticos activos y para producto final.
“Elaboraríamos todo, productos líquidos o liofilizados (se convierten en polvo), jeringuillas prellenadas, espráis nasales sólidos, formulación en nanovesículas y, en una segunda etapa de la inversión, la estreptoquinasa en supositorio.
“No haremos investigación primaria, agropecuaria ni en kit de diagnósticos, porque no es efectivo duplicar. Desde luego, no nos limitaremos: si algún negocio lo amerita, lo tomaremos; abunda preparación y condiciones”.
Baluarte de juventud e innovación
Uno de los rasgos que distinguen al CIGB-Mariel es la juventud en sus áreas y departamentos. A partir de la experiencia adquirida en centros anteriores, o el empeño de ser hombres de ciencia tras concluir sus estudios, propiciarán al centro convertirse en un importante impulsor de nuestro desarrollo, pese al criminal e injusto bloqueo.
“Yo también entré al CIGB cuando era joven, en segundo año de la carrera; fui reserva científica y después me vinculé a tareas de desarrollo o dirección”, indica la directora.
“En los centros de investigación de la industria biotecnológica cubana, los jóvenes tienen muchas posibilidades de aprendizaje, de crecer como científicos o tecnólogos, pues se enfrentan a procesos que se abordan en clases en las universidades.
“A nuestros muchachos corresponderá hacer con sus propias manos en aras de optimizar o introducir procesos, y que a su vez esto contribuya a una operación unitaria con menor costo y mayor rendimiento.
“En 2022 asumiremos un plan de capacitación y superación para que nuestros profesionales realicen maestrías, continúen al doctorado y se involucren en proyectos del CIGB-Habana. Mientras, los jóvenes técnicos de nivel medio tendrán la posibilidad de entrar a la universidad.
“Debemos decir con beneplácito que en la escuela Mártires de Girón existe un aula de química industrial conformada por estudiantes artemiseños, los mejores seleccionados años atrás en las secundarias de la provincia. La COVID-19 nos limitó en su preparación, pero nos encargaremos de formarlos junto a nuestro equipo”.
Indudablemente, el complejo biotecnológico CIGB-Mariel será una instalación científica donde proyectos innovadores convergerán con la voluntad de Cuba para despegar con más confianza. Asumirán las encomiendas de la nación y establecerán contratos con socios internacionales en materia de ciencia.
Como lo reflejara el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, la puesta en marcha de esta moderna planta fue un hito de 2021. Es una esperanzadora expresión de los conceptos que el país necesita incorporar a sus inversiones, en ciclos completos que van desde la concepción hasta la realización comercial y la exportación.