Doce artistas de la plástica, reconocidos y noveles, componen este año la nómina de participantes en el XVIII salón de arte Avelino Pérez Urriola, que acoge la galería Orlando Nodarse, en Guanajay, como parte de las celebraciones por el 371 aniversario de la villa.
Son tiempos en los que, aun en medio de cargas, el artista se ha fusionado con su interior y ha dejado que el control sobre cada soporte nos muestre su discurso contemporáneo, en el cual la estética juega con el espectador, destacó Mayrelis Pérez Pumariega, directora de la institución.
Informó, además, que este año el salón no es competitivo, pero las obras presentadas sí son resultado de una minuciosa selección.

Un sinnúmero de técnicas que se entrelazan en formatos, líneas y colores, premian al asistente con los más amplios y diversos matices del artista. Desde el retrato de la figura humana, sus emociones y desastres, hasta la identidad o el ir y venir en nuestras calles, simulan un ambiente inigualable frente a los ojos que, sorprendidos, apreciarán fácilmente los significados de cada pintura.
Por tercera ocasión el joven Yoel Pagés Mederos expone en el salón guanajayense. Todavía se considera aprendiz y deja claro ante la prensa o sus admiradores que no se dedica al arte; más bien la creación llega cuando menos lo espera y le obliga a trazar, incluso sin pensar en nombres o títulos como sucedió con la obra exhibida.
“El cuadro lo comencé hace un año, quedó a medias y, cuando me avisaron para la exposición, tuve que concluirlo. Fue grande la ilusión, pues llevaba tiempo sin salir de casa, y retomar esa relación entre el artista y sus herramientas no tiene comparación.
“La muchacha se siente sola; ese es el tema: la soledad. Todavía ella no ha pensado en el título, por eso aparece con un ST (sin título), y prefiero el realismo por las impresiones que provoca.
“Ha sido un año duro. Nos tocó aprender más desde la casa, emplear Internet, pero complace ver tu obra colgada entre tantos reconocidos y buenos artistas de mi municipio y la provincia”, apuntó Pagés Mederos.
Bajo un contexto atípico, regresa el salón más importante de la cultura guanajayense, a fin de mostrarnos el quehacer de quienes dejan su huella sobre telas o cartulinas para estar siempre cerca de sus públicos.