No se pueden contar las estrellas. Pero Oscar Rodríguez Díaz no pierde la oportunidad de contagiarnos su amor por la geografía, y nos enseña que la vista humana consigue apreciar no más de 6 000 en el firmamento nocturno. Ni la COVID-19 iba a impedirle impartir sus curiosas clases, si no en el aula sería desde Facebook.
Confiesa que comenzó a publicar “cápsulas geográficas” en esa red social, a fin de ocupar el tiempo libre en algo útil para la propagación de la cultura. Casi todas las extrajo y actualizó de sus propios libros publicados.
En su muro puede leerse sobre el sitio para cruzar a pie de Estados Unidos a Rusia, separados por solo 3,7 kilómetros; o de la isla Fatu Hiva, donde hay tantos mangos de gran tamaño y exquisito sabor —con tan escasa población— que no pertenecen a nadie.
Igual nos revela cuáles son las tres playas cubanas de arenas más finas: las holguineras Puerto Rico (con un diámetro medio de 0.12 mm), Guardalavaca (0.16) y Varadero (0.17). Además, comenta sobre el río “fúnebre” que nace en la Selva Negra y desemboca en el Mar Negro, pero Strauss lo llevó a un vals titulado El Danubio Azul.
Con el tiempo, afinó las claves para enamorarnos de la geografía, incluso con ocho libros y casi 200 artículos en la prensa, además de ser coautor de 20 ejemplares. Porque Oscarito, más que Profesor Titular y Doctor en Ciencias Pedagógicas, es un maestro. Y esa historia se inició cuando cursaba el décimo grado, al llegar la convocatoria para el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce.
“Fue un plan ideado por Fidel, para encarar la explosión de matrícula que se acercaba, y yo me enrolé en ese proyecto. Le concedo gran valor a ser el maestro de tantos. Lo disfruto. He sido hasta decano, pero lo que me complace es impartir clases.
“Es una profesión hermosa, que me ha brindado infinitas alegrías en Cuba, e igual me he regocijado al enseñar y aprender en los 14 países que he visitado. Tuve también la oportunidad de impartir tres cursos de Universidad para Todos en televisión, una experiencia muy bonita, solo que no supera la emoción del aula.
“¿Mi gusto por la geografía? Recuerdo que en casa de unos tíos había libros y atlas. Yo era un niño que jugaba a la pelota, a las bolas… y con los mapas; siempre fueron para mí un objeto de especial atención. Mis abuelos maternos me compraban muchos libros, la mayor parte tenían que ver con geografía; por ahí empezó esa fascinación.
“Luego llegaron los libros de Antonio Núñez Jiménez, el incitador de esa pasión: salpicaba las ciencias geográficas con las experiencias de sus viajes, y me emocionaba tanto, que en mis clases nunca falta una curiosidad, un relato de viaje. Puedo decir con alegría que en mi clase nunca se ha dormido un alumno.
“Mientras lo escuchaba me parecía estar en las cataratas Victoria. Decía que la geografía es la ciencia que más se disfruta y ‘para saber de historia hay que saber geografía; no hay historia que no se haya dado según su geografía’.
“Cuando escribí Geografía de las curiosidades, mi primer libro y como mi tercer hijo, disfruté tanto el proceso que no pensaba en nuevas metas. Cada amanecer era de esplendor. Sabía que terminaría un capítulo o iniciaría uno nuevo. Resultó premiado en un concurso, y me dije: «es posible; si gané este, puedo participar en otro»”.
Ciertamente aquel ganó premio en el empeño editorial cubano-argentino Pinos Nuevos 1994; Las Islas del Mundo, en el concurso nacional La Edad de Oro 2006; Fronteras del Mundo obtuvo primera mención en La Edad de Oro 2010; y En comitiva con Fidel por el mundo, conquistó el premio del programa televisivo La otra geografía.
“El premio más importante fue hacer mi tesis de Doctorado con mi primer libro, como medio de enseñanza de la geografía”. Los 17 doctores del jurado votaron a favor.
“Sí creo que mis libros contribuyen a fortalecer los conocimientos geográficos. Están vinculados con la enseñanza, hechos para el público general con un lenguaje asequible, y han sido aprovechados por los estudiantes.
“Geografía económica y social es el libro de texto de esa disciplina, y se emplea en varios países, como Honduras, adonde llevé varios ejemplares.
“No serán los únicos. Ahora mismo no paro de escribir. Tengo uno en la Editorial Oriente titulado Geografía Curiosa; en la Editorial Científico Técnica está Thor Heyerdahl, el navegante del sol, biografía del navegante y geógrafo; recién terminé Ríos asombrosos; pronto presentaré El turismo cubano en su medio geográfico; y ya es un hecho la presencia de A la luna en la próxima Feria del libro.
“Este es el momento más productivo de mi vida. A mis 50 años de vida laboral, he decidido dedicarme por completo a la escritura. ¡Este curso me jubilo! De todos modos, voy a seguir enseñando las bellezas y rarezas del mundo”.
A Oscar Rodríguez Díaz le gusta mucho La Habana, pero nunca pensó en vivir allá, porque adora a su Ceiba del Agua, y siempre ha entregado la vida a lo que le apasiona. Él descubrió la fórmula para escribir y continuar compartiendo sus conocimientos, como la más tentadora de las clases.
Recuerda a un estudiante que hace tiempo no veía. “Me saludó con alegría y exclamó: «¿Profe, todavía usted aquí? Lo envidio. Trabajo en el turismo, y gano siete u ocho veces más que usted, pero no hago lo que me gusta… y usted siempre lo ha hecho»”.
Excelente, fenomenal, descomunal, fascinante el profe Oscarito cuanta alegría por su exitosa carrera y gran nostalgia por la añoranza de aquellos tiempos cuando era su alumno, clases cautivadoras, nunca pensé recorrer el mundo en solo 90 minutos (un turno de clase) sentado en un pupitre con un atlas en la mano y unos cuantos mapas en la pared. Tengo el honor de haber sido su alumno y doy fe de sus magistrales clases.
Felicidades Profe.