Durante nueve meses el policlínico docente con áreas de hospitalización Orlando Santana Valdés, de Mariel, atendió casos positivos a la COVID-19. Ahora, retoma sus servicios y prevé sumar otros.
“Debido al impacto de la pandemia los servicios llevan casi dos años funcionando de manera inestable. Contamos en este momento con 15, entre los que se encuentran: urgencia y emergencia, hospitalización, cirugía menor y mayor electiva, rehabilitación y fisioterapia, laboratorio clínico e imagenología, y endoscopía”, manifiesta Deivy César Rodríguez Reyes, vicedirector de asistencia médica del policlínico.
Destaca, además, las consultas externas con especialidades como angiología, oftalmología, optometría, dermatología, ortopedia, gastroenterología, genética, y medicina interna. Pretenden crecer con cardiología y endocrinología.
El vicedirector precisa que “se desmontó el hospital COVID; no obstante, de tener lugar un rebrote ya están creadas las condiciones en el centro para atender a casos positivos a la enfermedad” y señala que la Consulta de Respiratorio se mantiene activa todos los días durante las 24 horas.
“A través del puesto de mando provincial de la COVID se decide si el paciente debe ir al centro de aislamiento (Campamento Internacional Julio Antonio Mella) o si requiere ser remitido al Hospital General Docente Comandante Pinares. De necesitar atención médica urgente, entra a terapia, se estabiliza y después es trasladado”, especifica.
Sobre la experiencia en el intenso período de enfrentamiento al virus comenta que “fue una etapa difícil: dada la situación epidemiológica de la provincia y el colapso de las instituciones hospitalarias de La Habana, en 48 horas el policlínico tuvo que transformarse en hospital COVID provincial.
Como consecuencia del rápido incremento de pacientes debimos habilitar cinco salas: dos de casos sospechosos y tres de positivos. Además, disponíamos de una unidad de vigilancia intensiva y una terapia intensiva, con 12 y 14 camas, respectivamente. En total, superamos las 200 capacidades.
“Se movilizaron un grupo de médicos; muchos tuvieron que capacitarse en muy poco tiempo, pues nunca se habían enfrentado a situaciones de este tipo. Contamos con profesionales de la salud de los 11 municipios y en la última etapa recibimos el apoyo incondicional de la brigada Henry Reeve”.