Uno de esos personajes que dio el reguetón criollo, sin demasiada imaginación como era de esperarse en estas “estrellas fugaces”, fue capaz de llamarse La Voz y La Fábrica de Éxitos, olvidando que el primer epíteto de ambos le correspondía exclusivamente al gran Frank Sinatra.
En cuanto al segundo también se equivocaba de cuajo, pues lo hubieran llevado mejor figuras como Orlando Contreras, Benny Moré, Omara Portuondo, Pedrito Calvo y agrupaciones como La Aragón, la Orquesta Jorrín, Los Van Van…
Una verdadera fábrica de éxitos fue el hombre que protagoniza este trabajo, a quien la música le sonaba límpida y cautivante en el alma, y era capaz de llevarla, de este mismo modo, al corazón de aquellos que le rodearon o escucharon dentro y fuera de Cuba: Polo Montañez, el Guajiro Natural.
Un viejo y buen amigo, el periodista Hugo García, recordaba el autógrafo que una vez le regaló Polo, de casi imposible lectura, lo cual aumentaba el misterio sobre cómo era posible que aquel tractorista de monte adentro, de manos y cuerpo rudos, pudiera componer canciones tan sencillas y brillantes, tan líricas y precisas como Guajiro natural y Flor pálida.
¿Cómo era posible que nunca se le viera como la clásica estrella pasajera, tal como sucede con reguetoneros y metecabezas de toda laya, hoy en la cima y mañana mismo en el fondo? ¿Cómo, que a diferencia de tantos y tantos que sueñan y buscan el éxito enloquecidamente, este le tocara por arrobas a Polo y no a ellos?
“Busca lo sublime en lo cotidiano”, aseguraba una canción tradicional española. Y en esa sencillez parece estar gran parte del éxito de Polo, admirado hasta la locura en naciones como Colombia y con temas llevados a enjundiosas versiones por vocalistas de la talla de Danny Rivera, Marc Anthony y Gilberto Santa Rosa.
Polo murió muy joven, a los 47 años, cuando aún le quedaba mucha guerra por dar en los escenarios, discos por grabar, premios por llevarse a casa, como antes un Disco de Oro y otro de Platino por vender más de 40 000 copias de su CD Guajiro natural en Colombia y por ser el artista internacional más escuchado en la patria de García Márquez.
Tampoco podríamos pasar por alto que, en apenas una canción, Homenaje a José Martí, tuvo el acierto de resumir la vida entera de nuestro Apóstol, hombre con una historia descomunal de casi imposible resumen en una breve pieza musical.
Cuba entera lloró, el 26 de noviembre de 2002, la muerte absurda de este hijo de Candelaria, en el instante más florenciente de su carrera, cuando esa Patria querida, a la cual siempre regresaría cada vez que partiera a cantar fuera de ella, lo había convertido en uno de sus favoritos.
Por sus bellas canciones, es cierto. También por su profunda naturalidad, seguramente lo más valioso.