A María Fernández Riesgo le gusta el pescado, pero su bodega La Favorita no ha sido privilegiada a la hora de distribuir el cotizado alimento en Artemisa. “Otras han comprado en la pescadería (La sin rival entre estas). En una ocasión le compré croquetas a un amigo; sin embargo, los pescados estaban chiquitos y caros”.
El marieleño Yasser Huete Lazo recuerda que “antes de la COVID-19, era usual encontrar semanalmente alguna oferta en la pescadería del pueblo: sardina, machuelo, rabirrubia, raya… Aunque no se satisfacía la demanda, al menos paliaba la situación”.
Vecinos cercanos a la entidad afirman que, incluso tras el inicio de la pandemia, encontraron en determinado momento pescado, picadillo y jamonada. Después dejaron de entrar los productos, hasta hace dos meses que vendieron croquetas; ahora el lugar permanece cerrado.
Como ellos, miles de artemiseños esperan que el ciclo de venta llegue a su mesa o revivan las opciones, sobre todo luego de que la Empresa Lanchera Flota del Golfo (FloGolfo) construyera su sede en la cabecera provincial. La noticia genera expectativas, mientras hay quien todavía no sabe siquiera de su existencia.
De acuerdo con Dalenys Antúnez Guerra, directora comercial de la entidad, al cierre de septiembre de 2020 habían vendido en las seis pescaderías del territorio (dos en Mariel y el resto en Artemisa, Candelaria, San Cristóbal y Bahía Honda) 82,9 toneladas de pescado. Al evaluar igual período de 2021 suman apenas ¡22,78!
Entre las principales causas refiere que “este año asumimos casi 7 000 dietas médicas de la provincia, no incluidas en el plan. Para eso y el consumo social en hospitales, hogares maternos y de ancianos, entre otros, demandamos siete y cinco toneladas mensuales, respectivamente.
“Y necesitamos casi 40 de materia prima”, números que invitan a revisar los índices de consumo en su obsoleta industria de San Cristóbal, donde procesan las especies.
Una parte de la red
Desde 2019 no se siembran alevines en el embalse Baracoa, debido a la escasez de agua, explica Yhosmery González, directora de la UEB Mauripez, en Bauta, encargada del alevinaje de ciprínidos (tenca, carpa y diversas especies de agua dulce), además de la reproducción y alevinaje de tilapia, clarias y langostas en sus cuatro granjas.
Ese problema incide en el incumplimiento del plan de tenca, para la elaboración de picadillo, croquetas y embutidos con ventajas proteicas; también tiene valor exportable la HG, descabezada y eviscerada en el proceso industrial.
Mucho necesita la economía de estos ejemplares. Lo sabe Luis Esteban Borrego Gardón, jefe de brigada. “En octubre cumplimos en pocos días la cuota prevista de 15 toneladas, pero estamos atrasados en cuanto al plan anual.
“Los resultados dependen mucho de la calidad de la siembra, y parece que no fue buena el año anterior. Para obtener unas 300 toneladas había que sembrar tres millones de alevines”, indica y agrega factores en contra de la pesca como la abundante brisa.
Desde los 17 años desanda las aguas de la presa Maurín. Lleva ese mismo tiempo sobre un bote; por eso defiende la idea de sembrarla más y aprovechar las fuentes de alimentación que posee: un río cercano y nueve vaquerías que aportan abono orgánico a su caudal.
Según Borrego Gardón, este panorama afecta el bolsillo de los pescadores. “Hemos pedido salario básico, pues hay meses en que no puedes entrar al agua debido a las condiciones del tiempo, y nuestros ingresos son muy bajos, en dependencia de los resultados”. Tampoco los acompaña contar apenas con cinco botes deteriorados.
La directora precisa que en 2020 cumplieron el plan de producción. Sembraron entonces dos millones de alevines entre los embalses Maurín y Coronela. Mas, en este último “las capturas son ínfimas, por las condiciones del terreno, lo cual perjudica el resultado.
“Tampoco podemos excedernos en los alevines a sembrar; luego los animales carecen de alimento y no todos llegan a 500 gramos, lo requerido para la captura”.
Y el pescado, ¿dónde está?

Alexán González Díaz, director de producción de FloGolfo, aclara que “todo lo capturado va a la industria, y una parte del picadillo se vende a Prodal, a fin de tener más surtidos. Nuestra misión principal consiste en exportar vejigas natatorias y tenca HG, la entrega al turismo, dietas médicas, encargo estatal y venta en pescaderías”.
Otra opción radica en los puntos de la pesca comercial no estatal, refiere Yhosmery González. Mauripez tiene en Majana, Baracoa, La Boca, Guanímar y Cajío. Las capturas se venden en las comunidades o a entidades de la localidad, si bien señala que “en ocasiones las recogemos y ofertamos donde no existe nada, como en San Antonio de los Baños y Guanajay, y lo hicimos en zonas en cuarentena”.
Lo inconcebible es que, en lugar de abrir, decidan cerrar la de Mariel.
Al cierre de septiembre, la pesca privada cumple sus planes; en cambio, hay atrasos con la tilapia y la claria, a causa de la falta de pienso (ni una tonelada hasta el 28 de octubre), que dificulta la correcta alimentación en el cultivo intensivo.
Tiempos revueltos y pocas ganancias

Mauripez también sufrió los estragos de la pandemia, que afectó la siembra de alevines: de cuatro ciclos por hacer en 2020 solo se efectuaron dos, comenta el director de producción de FloGolfo.
“Tampoco se han podido instalar seis incubadoras, lo que entorpece la reproducción y cultivo de la tenca, y las larvas es preciso comprarlas en Pinar del Río”.
A lo anterior se suma la falta de combustible para el acarreo del producto y el desenvolvimiento de la pesca de plataforma, junto a la ausencia de transformadores (ha impedido instalar la planta de hielo de la sala de procesamiento en construcción en Mauripez), un túnel de congelación en la industria y otros equipos.
González Díaz alude a la búsqueda de alternativas ante la falta de pienso: en La Paila molemos una parte con subproductos de mataderos y de la propia industria, para alimentar los animales. Mientras, “esperamos el arribo al país de una moderna máquina de picadillo, a fin de mejorar la eficiencia tecnológica”.
En cuanto al mal estado de las embarcaciones, “encargamos la fabricación de 15 botes que debemos recibir este mes: seis los asignaremos a Mauripez, donde queremos activar otra brigada de pesca”.
FloGolfo exporta varios de sus productos a Hong Kong y República Dominicana, pero sus trabajadores apuestan al fortalecimiento de la red de pescaderías, y buscan horizontes, lo cual se refleja en sus planes para 2022.
“Radicamos en Artemisa; sin embargo, no nos debemos solo a ella”, aclara la directora comercial, y confirma la voluntad de que las unidades de pesca de plataforma apoyen más el abasto en las localidades”.
Eso añoramos todos, junto al descenso de los precios, que también depende de esa pretendida bonanza largamente acariciada. Tal vez andemos un tanto más cerca, pero quedan espinas atoradas y tempestades por sortear.