Al mismo lugar donde le hablara a los artemiseños aquel 17 de enero de 1959, Fidel regresó en la piel de jóvenes y veteranos, asistentes a un ejercicio casi siempre incompleto: el de hacerlo canción, danza y poesía precisamente a él, quien compuso la obra de arte mayor para todo el pueblo.
Acompañados por Alexander Valdés Valdés, miembro del Buró Ejecutivo del Comité Provincial del Partido y Yuniel Pedroso Larrinaga, integrante del Comité de la UJC en el territorio, los asistentes a la cantanta vibraron con Yaidelyn González Fernández, al declamar el poema Hasta siempre Comandante.
El trovador Yordanys Rivera Cortina obsequió su tema Juventud; mientras, Sheyla Hernández Remón, secundada por Ángel Graverán en la guitarra, defendió otro tema del bardo inspirado en el líder invicto: Te recordaremos.
Los aires de homenaje y recordación tuvieron las voces de Yaimara Martínez Pompa y Yunisleydis Pérez Acosta, intérpretes de Pequeña serenata diurna y Comandante, que junto a las coreografías del grupo danzario Temperamento, reafirmaron esa convicción profunda de ser Fidel cada día, en la trinchera del deber.
Un ejemplo de eso lo constituyen los estudiantes universitarios, representados por Zaydí Pérez González, presidenta de la FEU de la Casa de Altos Estudios de la provincia, quien rememoró el altruismo de quienes no dudaron un instante en acudir a cuanto escenario exigiera el empuje frente a la COVID-19.
Hoy continúa el tributo en la Facultad de Ciencias Médicas de Artemisa, donde serán reconocidos alumnos y profesores, a pocas horas del aniversario 150 del fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina. Además, tuvo lugar de una gala político-cultural en la jefatura del Minint, señaló Anisleydis Gómez Angulo, jefa del Departamento Ideológico de la UJC Provincial.
Este noviembre volvió a sentir nuestro Fidel el abrazo de millones, solo que, una vez más, supo corresponderles. A un lustro de su partida, junto al Granma y la epopeya, Cuba erige esperanza, dibuja sonrisas, espanta el miedo y cosecha amigos por doquier. Seguimos en pie, como nos enseñó el caguairán.