Un médico cubano no descansa mientras perciba que hay riesgo de salud. Así ocurre con los integrantes de la Brigada Henry Reeve, que merecieron el reconocimiento de los artemiseños tras haber concluido su misión de enfrentamiento a la Covid-19 en municipios de elevada transmisibilidad como San Cristóbal, Mariel, Guanajay y San Antonio de los Baños.
En el Hotel Las Yagrumas, sede de la calurosa despedida, Frank Fleita, miembro del Buró provincial del Partido, destacó el aporte de médicos, enfermeras y tecnólogos de 10 provincias cubanas que estuvieron laborando jornadas intensas en los momentos más difíciles de la pandemia, aportando con la misma dignidad que han mostrado en otras latitudes del mundo.
Estos galenos, dijo, ofrecieron también una actividad formativa, cargada de una experiencia adquirida en misiones internacionalistas que los convierten en profesionales de mayor calidad, capaces de transmitir prácticas en los más complejos momentos.
La enfermera Lisandra Moreira, destacó que el contingente humanitario, puso pausa en sus misiones a otros países el 7 de julio, cuando, con carácter emergente, ante el incremento desmedido de contagiados y fallecidos, Matanzas era abrazada por la solidaridad de los cubanos, entre ellos, los integrantes de la Henry Reeve.
Mencionó Moreira a un grupo de valerosos jóvenes recién graduados, con exámenes estatales adelantados para que pudieran incorporarse a zona roja, hospitales, policlínicos y centros de aislamiento, en una tarea riesgosa que supieron cumplir.

Una tarde de emociones y agasajos que se hizo acompañar por talento cultural del territorio y obsequió reconocimientos a cada integrante de la brigada. Entre todos, destaca el entregado al doctor José Ángel Pérez, jefe de la misión.
A falta de abrazos, sobraron las selfies, los elogios y el agradecimiento infinito a estos profesionales de la salud que sacaron un extra para seguir salvando vidas, ahora desde Artemisa.