Para los trabajadores de la Empresa de Tabaco Torcido Artemisa, la mayor muestra de civismo está en tratar de recuperar su economía, severamente afectada por los estragos de la Covid-19 y la imposibilidad de adquirir materias primas.
Juan Amador González, director general, asegura que la pandemia está dejando incumplimientos notables, al lograr -hasta la fecha- tan solo el 70,8% en unidades físicas de venta de exportación y al 65,9 en valores.
A esto, añade, hay que sumar las implicaciones del embargo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos a Cuba, que en el caso particular de esta empresa, impide comprar cajones, tubos de aluminio y otras materias primas necesarias, “y esas son nuestras principales razones para seguir dando el máximo”, declara el directivo.
Un encuentro de reafirmación, frente a las provocaciones que intentan un cambio de Gobierno en Cuba, patentiza el compromiso de los trabajadores de Tabaco Torcido Artemisa, que inician un tránsito a la nueva normalidad con la incorporación paulatina de los trabajadores afectados por la pandemia.
El director de la empresa, calcula un déficit diario de 116 torcedores, algunos por enfermedad, otros por acogerse a las bondades estatales, trazadas para proteger a grupos vulnerables.
Para este colectivo, el año terminará con la economía deprimida, al dejar de producir unas 15 000 unidades diarias, sin embargo, los empleados que enfermaron por COVID, los que estuvieron movilizados en zona roja apoyando el enfrentamiento a la pandemia o aquellos que quedaron en sus casas, al amparo de las resoluciones emitidas para casos vulnerables, no dejaron de percibir ingresos.
“Ellos conocen de la falta de financiamiento al sector”, declara el directivo, y asegura que de manera mayoritaria, en las Unidades Empresariales de Base, se condenan los intentos desestabilizadores “y solo pedimos que nos dejen trabajar en paz para tratar de recuperar la economía de la empresa y del país”.