Cuando las despedidas comienzan con anécdotas de vidas salvadas, sonrisas y dibujos de niños agradecidos… con sensibilidades y compromisos entre batas blancas y uniformes verdes, advierten que se ha cumplido bien la misión encomendada.
Hasta la Escuela de Ciencias Militares General Antonio Maceo llegaron —el 31 de agosto— 16 profesionales de la Salud Pública de la Isla de la Juventud, sin saber, siquiera, que darían en aquellos cuarteles alistados como hospital de Campaña Elpidio Valdés, tanta salud como luz.
Llegaron cuando la provincia mostraba altos picos pandémicos, y a poco más de un mes de que esta institución militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) abriera sus puertas como extensión del hospital pediátrico José Ramón Martínez, ubicado en el artemiseño municipio de Guanajay.
Hoy regresan a la Isla chiquita con el deber cumplido, más preparados y consientes del sentido humano y solidario de su misión, algunos con la sonrisa de los niños tatuada en su corazón, más la complicidad de trabajar con colegas artemiseños, y oficiales de las FAR, con quienes el camino fue más fácil por su compromiso, expresó a nombre de todos Aliettys Gort Batista, residente en segundo año de Pediatría, en el municipio especial.
Por la responsabilidad y el sentido de pertenencia mostrados, los 16 pineros recibieron la condición Jóvenes por la Vida, que otorga el Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, al tiempo que las FAR les entregó el Sello Conmemorativo Aniversario 65 de su fundación, y las autoridades del Partido, el Gobierno y Salud en Artemisa también les agasajaron.
Al mismo tiempo, la Escuela, también Orden Antonio Maceo, reconoció a la otra brigada constituida por unos 60 profesionales de la provincia que laboraron en este hospital de campaña, junto a voluntarios del sector educacional.
La conocida Interarmas Antonio Maceo, fungió con esa estructura al servicio de la Salud Pública desde el 12 de julio, con una capacidad de más de 500 camas para niños sospechosos y otros contagiados con el virus, más embarazadas sin complicaciones, con menos de 36 semanas de gestación, y en espera de su estudio de PCR. Solo restaban por curar una veintena de pacientes, para cerrar el hospital.
¡Gracias!, fue la palabra más repetidas desde el alma de quienes dieron más que salud, luz; para muchos como el Doctor Marlon Arístides Heredia, internacionalista en Venezuela y Brasil, esta misión es más reconfortante por ayudar a la Patria grande, mientras para otros es la primera de muchas veces que saldrán de la Isla de la Juventud a dar su corazón.
Sin dudas hombres y mujeres de Patria o Muerte.