Artemisa es una provincia de singulares contrastes geográficos, muy marcados en los componentes del relieve, las costas y la hidrografía. Conocerlos es punto de partida para sentir más pertenencia y amor por nuestro terruño, de ahí que pueda ser este un tema recurrente en casa, la escuela o el barrio.
Comencemos por el relieve, pues la Sierra del Rosario, porción oriental de la cordillera de Guaniguanico, ocupa el Norte de San Cristóbal y Candelaria y el Sur de Bahía Honda, a lo largo de 67 kilómetros de Oeste a Este, con altitudes que oscilan entre 300 y 700 metros (esa última cota corresponde a la cima del Pan de Guajaibón, la máxima del occidente cubano). Las elevaciones del Rosario son vigorosas y desde lejos se aprecian casi siempre con tonalidades azulosas.
Mientras, en la porción oriental de la provincia está la Llanura de La Habana-Matanzas, abundante en manifestaciones cársicas e interrumpida en el centro de Caimito por la Mesa de Anafe, que alcanza 275 metros sobre el nivel del mar. La porción meridional de esta gran llanura posee amplias extensiones de suelos ferralíticos rojos de elevada productividad agrícola, sobre un rico manto freático.
Por otra parte, Mariel, más el Norte de Caimito y Bauta, presentan un relieve de llanura ondulada y colinosa, en tanto la faja meridional de la provincia, desde San Cristóbal hasta Güira de Melena, está ocupada por una llanura muy plana que no rebasa los diez metros de altura. Se calcula que las llanuras artemiseñas se reparten el 81% de la superficie total.
También hay contrastes que nos distinguen en las costas. Las del Norte son altas y rocosas. Varios ríos han convertido los tramos finales de sus cauces en desembocaduras espectaculares salvadas por puentes, con pequeñas playas que se suceden en tramos acumulativos al estilo de Herradura, Banes, El Salado y Baracoa, además de tres magníficas bahías de bolsa.
Las meridionales, en cambio, son bajas, pantanosas y no sobresalen por la presencia de desembocaduras fluviales.
Asimismo, la hidrografía muestra contrastes marcados. Las mayores redes fluviales tienen su origen en las montañas de la Sierra del Rosario, que actúan como un parteaguas, siguiéndole en importancia el Norte de la Mesa de Anafe.
Sin embargo, en la Llanura Meridional de La Habana-Matanzas, el drenaje superficial es escaso y varios ríos, como Ariguanabo y Capellanías, se sumergen antes de desembocar, en contraposición con la notable riqueza de aguas subterráneas.
Tan contrastante como nuestra geografía es la idiosincasia del artemiseño, sus tradiciones y maneras de proyectarse en la cotidianidad. No olvidemos que la provincia la conforman municipios otrora pinareños y habaneros, una mezcla de cubanos todos.
Tales razones me recuerdan un mensaje estampado en una policromada valla de un aeropuerto venezolano, que pudiera adecuarse a nuestra provincia para recibir al visitante: “Bienvenido a Artemisa, tierra de contrastes”.
- Doctor en Ciencias Pedagógicas