Si antes animaban cuanto caía en sus manos, desde un juguete hasta el más inimaginable tareco, como cualquier niño, ahora Julien y Giselle saben que pueden crear una verdadera ilusión de movimiento… y grabarlo, gracias al programa Galaxia K, de la directora Ivette Ávila Martín.
A los chicos los entusiasma la serie que transmite Cubavisión cada miércoles a las 5:00 de la tarde, porque aprendieron a realizar una animación con dos dibujos en el folioscopio, a construir una marioneta para animar papel recortado y a armar un banco de expresiones para que los personajes hablen y se rían.
Aprenderán incluso cómo hacer un trípode de papel. Así no volverá a sucederles que el móvil se mueva mientras filman, y su video pierda calidad. Esa herramienta, imprescindible para la animación artesanal pero muy costosa, dejará de ser un problema tras las novedosas “clases” televisivas.
También abordarán la animación en plastilina, y probarán la aplicación Stop Motion Studio para capturar imágenes y editar sus películas. Sueñan en grande, al tiempo que ya se hacen realidad los sueños de Ávila Martín y su equipo.
“Todo lo que existe se puede animar”, repite la artista desde la pantalla. Sin embargo, es necesario enseñar a los niños, para que ellos mismos creen sus propias historias con mejor calidad visual.
La realizadora, guionista y conductora de Galaxia K, impartía talleres de creación a los más pequeños desde que se dedicaba a las ciencias, como Licenciada en Biología y Máster en Antropología. Tan pronto entró al mundo de la animación, retomó la idea hasta sumar unos 60 talleres en varias provincias, además de México y Ecuador.
“Siempre quisimos compartir la metodología que creamos para la enseñanza de la animación, mi compañero Ramiro Zardoya y yo. La idea nace del intercambio con niños, durante años en los Festivales Nacionales del proyecto Cámara Chica, y el apoyo de Minerva Rodríguez, directora del British Council en Cuba, organización no gubernamental británica para las relaciones culturales y las oportunidades educativas.
“Con el presupuesto inicial pensamos en algo sencillo: filmaría en casa. Solo que Esther Hirzel, la directora de los Estudios de Animación del ICAIC, se motivó muchísimo y el proyecto creció con su ayuda. Incluso íbamos a llevarlo a Internet, pero yo trabajo en los Estudios de Animación de Cubavisión y, cuando Rafael Pérez Ynsua (director del canal) se enteró, nos pidió lanzar el programa.
“Aprovechamos la oportunidad para brindar otros contenidos, teoría y práctica, con detalles históricos, curiosidades y tips, no solo a los niños sino también a jóvenes y adultos interesados, porque en nuestras academias de enseñanza artística no se estudia Animación de forma curricular, ni como carrera en la Universidad.

“Cuando el equipo debatía cómo nombrar este mundo por el cual pudieran viajar, surgió la palabra Galaxia. La letra K nace del prefijo kino, que en su origen griego significa movimiento y en alemán cine, y la animación es eso: ilusión de movimiento.
“En Cuba hay mucho talento y una tradición grandísima en el arte de la animación. Este es un momento excelente para su renacer, ahora que hay mayor acceso a la tecnología”.
Ya Julien, Giselle y muchos niños más andan embullados con los fantásticos audiovisuales que lograrán filmar. Y los Kikiritos de Güira de Melena, como todos los proyectos de Cámara Chica, se aprestan a recibir las clases en una memoria y compartirlas.
Entretanto, Ivette Ávila no para de soñar. “Queremos hacer de estos programas el punto de partida para entrenamientos que lleven a una mayor profundización. Aspiramos a formar profesores e instructores de arte que luego reproduzcan los talleres con sus niños y en las casas de cultura”. ¿Acaso desatar su imaginación no es la mejor manera de divertirse?