“Ve y cumple con el deber; después celebramos”, le dijeron sus amistades a Yordan Valido Hernández, uno de los linieros “exportados” a las comunidades sancristobalenses, que por estos días se empeñó en devolverle la felicidad a los pobladores.
El 28 de agosto llegó a los 24 años, y apenas pudo celebrarlo. Debió salir desde Güines, en la provincia de Mayabeque, como parte de una brigada de trabajadores de la Empresa Eléctrica que ha apoyado la recuperación del municipio artemiseño tras los embates del huracán Ida.
“Tengo la conciencia limpia cuando pienso en niños, ancianos y en todas las personas que necesitan nuestros servicios. Allá dejé a mi mamá, mi esposa y mi hijo; en cambio, siento la satisfacción de los clientes y eso me anima”, asegura el joven, quien asume con total respeto la riesgosa labor.
Lo encontramos atareado en la poda de un árbol que arrasó con los circuitos primarios y secundarios, y un transformador del barrio Mango Jobo, donde Dayma Álvarez Pérez reconoció el esfuerzo y las numerosas afectaciones en la localidad, mientras esperaba con ansias poderle dar jugos fríos a su mamá que padece demencia senil.
Y así muchos lugareños permanecían a la expectativa del desempeño de los mayabequenses, pues “este no fue el único árbol caído sobre las líneas”, sostienen Osdelín Roger Salazar y Yane Licea Aguiar, acostumbrados al ajetreo en casi todos los territorios del país a los cuales han acudido después de eventos hidrometeorológicos.
Ambos comandan las brigadas de Bejucal y Güines, respectivamente, compuestas por linieros especializados en estas catástrofes.
“Primero estuvimos en Candelaria y solucionamos muchas averías; luego nos concentramos en este poblado. Hemos visto postes en el piso o virados, cables partidos y otras afectaciones, pero avanzaríamos más si se sumaran la Empresa Forestal y Comunales a la poda y recogida de escombros” agregó Osdelín.
Según Ramón Pedrera Valdés, director general de Electricidad de la Unión Eléctrica, la solidaridad de habaneros y espirituanos ha iluminado de igual forma a Bahía Honda y Candelaria.
Lo que nos toca y afecta
En San Cristóbal permanecían sin energía eléctrica, en el momento de nuestra visita, 5 496 clientes, el 20 por ciento del total de núcleos familiares. Elio Amador Alfonso, jefe de Operaciones de la Organización Básica Eléctrica (OBE), precisó que faltaban zonas de difícil acceso como los consejos populares Niceto Pérez, El Mambí y Ciro Redondo, mientras se trabajaba a fin de restablecerla en Fierro y Ramón López Peña.
“Aunque las zonas urbanas de la localidad y del consejo José Martí disfrutan del servicio, al igual que en Taco Taco y Santa Cruz, restan barrios como El canal y El vaquerito en espera de las brigadas técnicas”.
Hasta el 31 de agosto se habían restituido 110 km de líneas y unos 30 postes de los 64 impactados, la mayoría también a causa de la exuberante vegetación. Cuatro días después del evento, en la calle Guillermo Castillo y sus alrededores, en pleno corazón del municipio, reinaban las tinieblas.
Varias ramas de arecas sacudieron cables e impidieron que se hiciera luz, hasta que un equipo del municipio la restableció.
“A veces nosotros mismos provocamos esta situación. Las plantas hay que podarlas y evitar que crezcan bajo los cables. Después le echamos la culpa a la Empresa”, manifestó la vecina Balia Lugo Alonso.
¿Por qué hubo que esperar tanto? De acuerdo con Freddy Cabrera Castaño, director de la OBE, “comenzamos a resarcir los circuitos de mayor a menor voltaje: de la 33 000 kV, alimento de la subestación, hasta las acometidas. Este caso correspondía a una segunda fase de trabajo; habíamos identificado el daño de la línea secundaria y abrimos el transformador para evitar accidentes cuando activáramos la primaria”.
Algo queda claro: sobra faena después del temporal, para que oscuridad, troncos, hojas y heridas se pierdan en el recuerdo de Ida. La historia la escriben ahora sobre una escalera o con motosierra en mano, pues las estrellas siempre regresan.