Dos meses atrás, a Nereyda Reyes Moreno se le escapó entre las manos el jarabe de aloe de la farmacia comunitaria de Reparto Nuevo. “No duró ni una hora. En lo que me enteré y vine, ya se había acabado”.
El martes último corrió con suerte y pudo llevar a casa el de romerillo y orégano, un anticatarral muy demandado por la población, en particular ante la escasez de medicamentos químicos, sus desmesurados y abusivos precios en el mercado negro y la insuficiente oferta de los procedentes de fuentes naturales.

“Son una excelente alternativa en esta situación, cuando el pueblo emplea la medicina verde ante la COVID-19”, dice Roilán Rodríguez Cruz mientras espera su turno para comprar, en tanto Ibis Trápaga Silvera denuncia la tendencia a marcar días antes para adquirir medicamentos.
“Las mismas personas acaparan los primeros turnos y arrasan con lo poco que entra”, un fenómeno denunciado y atendido por las fuerzas del Minint en semanas alternas.
De acuerdo con Jenny Herrera Meneses, administradora de la farmacia, la Policía ha tomado cartas en el asunto y controla la cola: escanean carnés de identidad, evitan la concentración de usuarios en el local desde la madrugada…, aunque el criterio popular apunta a incrementar la exigencia en un tema de máxima sensibilidad.
Y pareciera una digresión. Sin embargo, a las farmacias se acude por necesidad. La propia decisión administrativa de limitar a cuatro por persona los pomos de jarabe, responde a la voluntad de llegar a la mayoría, conscientes de eso.
“Ayer hubo de hierba buena, pero ‘voló’ en la mañana. Hoy cargué 408 frascos de romerillo y orégano, y ya usted ve: apenas quedan unas cajitas al mediodía”, señala Herrera Meneses. ¿Por qué resulta inestable el suministro de estas preparaciones de gran arraigo popular? ¿Qué trabas detienen a la industria y exacerban los nervios?
Tragos amargos del remedio

“Si recorre ahora las unidades, las encontrará desabastecidas de jarabes; debemos surtir esta semana”, afirma Belkis Hernández García, directora de la UEB de Farmacias y Ópticas del municipio Artemisa.
“En la segunda quincena de agosto dejamos de producirlos por falta de azúcar refino, pues la unidad 204 no pudo entregarla… y un carro nuestro la trajo de Bahía Honda «.
Sobre este inconveniente precisa Ores-
tes García Salup, director general de la
Empresa Mayorista de Artemisa, que hace
tres meses traen el azúcar de Villa Clara
debido a la paralización del central 30 de
Noviembre, en San Cristóbal, y a que el
Harlem, en Bahía Honda, no produce azú-
car refino.
“Encaramos tropiezos para entre-
gar hasta la canasta básica, pero siempre
cumplimos. Sí están afectados los orga-
nismos que la reciben, y depende también
de nuestros almacenes: los mayores como
204 (Artemisa), San Cristóbal y 232 (San
Antonio de los Baños), deben abastecer a
buena parte de los municipios y a veces
no les alcanza. Asimismo, “hay problemas con la entrega de masa vegetal por la
Agricultura.
La finca provincial de plantas
medicinales en Alquízar padece de pocos
secaderos y áreas de cultivos semiprote-
gidos, de modo que incumple la caléndula,
manzanilla, llantén, pasiflora y tilo.
“De este último solicitamos para el año
apenas 650 kilogramos, y se comprome-
tieron en ¡250!”
En cambio, Alexei López Fonseca,
director de esta UEB de la Empresa
Agropecuaria de Alquízar, exhibe un
cumplimiento del 116% de su plan de pro-
ducción al cierre de agosto.
Provee de masa verde y seca a los tres
laboratorios de la provincia: Artemisa,
Güira de Melena y Caimito, especializados
en distintas formulaciones
Sin embargo, la cifra dista ampliamente de la demanda y López Fonseca reconoció la importancia de aumentar, sobre todo, la cosecha de anticatarrales (romerillo, jengibre, anamú, orégano y salvia) que permitan aliviar el cuadro básico de medicamentos en este contexto.
A su vez, la planificación deberá alinearse con el plan anual del herbario, según los meses y épocas del año para el rendimiento de algunos cultivos, puntualizó el también ingeniero agrónomo.
La salud precisa respuestas
Tampoco en Alquízar respiran aliviados. “Las personas están a la espera de los productos. Prácticamente salen del dispensario directo a sus manos”, asegura Arlín Langaney García, directora de la UEB de Farmacias.
A través de los laboratorios de la EPFOA, desde allí gestionan cada mes la obtención de tinturas y extractos fluidos para elaborar la medicina verde; entonces recae sobre el Laboratorio Provincial de Plantas Medicinales de Artemisa una alta cuota de responsabilidad.
Su administradora, Marisol Ruiz Rodríguez, comenta que producen para casi 40 farmacias del territorio, pese a la poca disponibilidad de cubos, tanques, guantes…, además de tener una sola meseta donde procesan la materia prima.
El centro posee mejor infraestructura luego de una inversión constructiva, pero falta trabajo.
“También la COVID nos dejó con la mitad de las seis trabajadoras que laboran en la producción”, si bien apoyan las de oficinas y han recibido impulsos externos.
Ruiz Rodríguez sostuvo que priorizan los jarabes por razones obvias, “pese a la escasez de preservos o conservantes como metil y propil parabeno, que resultan imprescindibles”.
De cualquier modo, “buscamos alternativas, como el uso de uno solo, aunque lo ideal sería el dúo”, aclara Zuleiky Chávez Ramos, directora de Técnica y Desarrollo de la Empresa Provincial de Farmacias y Ópticas (EPFOA). “No hemos recibido siquiera el benzoato de sodio, un preservo empleado en la elaboración de cremas.

“También se ha visto reducida a la mitad la asignación de miel (de 20 toneladas solicitadas), lo cual entorpece la obtención del mielito de propóleo, y el déficit de alcohol de Azcuba durante el primer semestre limitó la fabricación de casi todos los surtidos.
“En cuanto a los materiales de origen industrial, en 2021 solo han llegado 30 paquetes de ácido salicílico, usado en fricciones, y por falta de mentol recurrimos al salicilato de metilo para elaborarlas”.
Se añade la disminución de frascos: para el plan anual de medicamentos de fuentes naturales demandaron tres millones 890 000; al cierre de agosto recibieron el 3%.
“¿Variantes? Destinar los recuperados a medicamentos de uso externo, pues no precisan esterilización profunda, e incluso vender a granel, como la loción antibacteriana”, lo que supone la concentración de lo escaso en pocas manos.
Ya en el horizonte oteamos respuestas a muchos de estos conflictos “malsanos”, desde un proyecto de colaboración que atañe a la EPFOA. Del tema conocerá en próximos acercamientos, pues la naturaleza sigue ahí, en espera de nuestra astucia para aprovecharla mejor.
POR GISSELLE VICHOT y MARÍA CARIDAD GUINDO
FOTOS: HUMBERTO LISTER