Hace poco más de dos meses, las ofertas de la minindustria La Aurora ayudan a Milagros Martínez Montesino, vecina del consejo popular Pulido-Guanímar, en Alquízar, con las meriendas de sus hijos, ahora a tiempo completo en la casa, protegidos de la COVID-19.
“Los muchachos se ponen ansiosos y cada media vuelta te piden algo de comer. Yo vengo y les compro mermelada de mango o de guayaba; así puedo preparar jugo o dársela también como dulce. ¡Y no tengo que ir hasta el pueblo!”
Como resultado de las acciones del proyecto APOCOOP, de apoyo a la intercooperación agropecuaria, el establecimiento perteneciente a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Frank País, ofrece productos de buena calidad a precios módicos, principalmente a la población de este asentamiento rural.
La minindustria
Seis trabajadores directamente vinculados a la producción, de ellos dos mujeres, con impecables uniformes, nos reciben en La Aurora sobre las 8:30 a.m., cuando falta muy poco para iniciar otra jornada laboral.

Esta vez procesarán 22 cajas de guayaba, con un rendimiento de 440 libras de mermelada o pulpa de la fruta, gracias al empleo de modernas maquinarias. Unas 70 toneladas de frutas y hortalizas ya fueron procesadas por la pequeña fábrica desde su inauguración el 21 de mayo.
La línea de producción se compone fundamentalmente de una lavadora de aire y otra de cepillo, una mesa de selección, un molino repasador, dos marmitas para la cocción, un tanque elevado y la máquina de sellado.
Además, disponemos de una troceadora y del molino de ajo, explica Ricardo Rodríguez Pérez, el administrador.
“Esta tecnología nos brinda la capacidad de procesar una tonelada de alimentos cada una hora, a razón de ocho al día, de acuerdo con la jornada laboral”, comenta.
Sin embargo, en sus inicios La Aurora solo alcanza a elaborar entre dos y tres toneladas, debido a la disponibilidad de productos agrícolas y a la poca práctica de quienes en su mayoría se estrenan en este empleo.
Aun así, ya comercializan una gama de productos con probada aceptación: mermeladas (mango, guayaba y frutabomba), dulces especializados, encurtidos de pepino y ají, salsa condimentada y vino seco.
“El 15 de julio habíamos logrado ventas por 115 840 pesos, con casi 12 000 de ganancia, una vez contabilizados los gastos directos a la producción”, revela Rodríguez Pérez.
Mientras, en la cámara de frío aguardan 1 590 litros de mermelada de mango y otros 950 de pulpa, que se añadirán muy pronto a los beneficios, gracias a disponer por más tiempo de determinados productos de estación.
Los alimentos que preparan llegan dos veces por semana también hasta el casco urbano. En más de una ocasión han acercado la venta a los barrios, en medio de la difícil situación epidemiológica.
“Es aspiración nuestra concretar, a mediano plazo, la preparación de un local en el centro del pueblo, para vender nuestros productos y quizás ofertar servicios de cafetería. En Pulido prevemos construir otro punto de venta”, asegura el administrador.
El proyecto
La edificación de la minindustria fue posible por la inversión de un millón 400 000 pesos, como parte del proyecto APOCOOP, mediante la ayuda de la organización no gubernamental canadiense Oxfam y el financiamiento de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude).

La iniciativa busca el fortalecimiento de la gestión cooperativa entre las formas productivas, con enfoque de equidad y resiliencia, en pos del desarrollo local, señala Dayanis Alonso Molina, coordinadora en el municipio.
Asimismo, “incentiva servicios de manera intercooperada, oportunos y de mayor calidad, para aumentar la producción de alimentos y la seguridad alimentaria local. Sobre todo, estimula los procesos de formación, comunicación, construcción de alianzas e intercambios”, enfatiza.
En Alquízar, la iniciativa conecta a las 11 cooperativas, lo cual favorece el encadenamiento productivo ineludible para el desarrollo económico.
La CCS Frank País lidera la línea de procesamiento y comercialización con los servicios de la minindustria. Entre sus resultados sobresale la reducción de pérdidas en las cosechas por falta de transportación, y la disminución de los gastos por ese servicio.
Además, son palpables una mejor planificación en la comercialización y la gestión, mayores ingresos para productores y cooperativas, así como la generación de nuevos empleos.
¿Qué queda por hacer?
En lo adelante la Aurora deberá entregar al banco cada mes el 6% de sus ingresos, hasta amortizar el crédito otorgado por APOCOOP, además del 1% para desarrollo local; por tanto, convertirse en una industria solvente marcará su progreso en el futuro.
Tampoco debe descuidarse la intención de establecer ventas directas al turismo y otros polos como la Zona Especial de Desarrollo Mariel, una vía para aumentar su capacidad de liquidez y hacer más eficientes sus procesos productivos.
Con estos propósitos habrá de concretar otras acciones, como el registro de una marca identitaria y la certificación, en principio, de aquellos productos con mayor calidad y aceptación.
Mientras, tendrá que procurar ser una oferta asequible para la población alquizareña, aun cuando deba lidiar con la conformación de precios, ceñida hoy a los costos de producción modificados a partir de la Tarea Ordenamiento.
Lo fundamental será que de la luz de esta aurora crezcan motivos para seguir implementando, extendiendo, dialogando, sensibilizando… sobre nuevas y mejores formas de hacer más y mejor desde el sector cooperativo.