Los disturbios del 11 de julio en Cuba conmocionaron a muchos, debido a la violencia. La artemiseña Hilda Rosa Hernández Carmona lleva una huella en carne propia, pues su mano derecha sostuvo con firmeza una bandera cubana que quisieron arrebatarle, durante su enfrentamiento a la contrarrevolución ese día.
Hilda Rosa regresaba a casa cuando vio un grupo de personas que marchaba por la calle 29 en dirección al Comité Municipal del Partido, en la cabecera provincial, y, tras su paso, se incorporó a los revolucionarios que respondían a la inédita provocación.
Mientras los artemiseños preparaban una manifestación desde el Comité Municipal del Partido, en respuesta a las acciones desestabilizadoras del orden, un segundo grupo, más numeroso y violento, intentó penetrar al inmueble y encontró una barrera de mujeres y hombres dispuestos a defender la Patria.
Ella se hallaba entre aquella vanguardia que debió soportar ofensas de todo tipo contra la dirección del país y sus compañeros, reclamos absurdos, histeria y miradas de odio incomprensibles.
La también delegada de la circunscripción 21 del consejo popular Centro fue agredida por un hombre, quien intentó arrebatarle la bandera. Sufrió heridas que solo sanará el tiempo. La muñeca de su mano derecha fue enyesada por una fisura debido al forcejeo, y uno de sus dedos muestra un corte ocasionado por la fuerza que hizo, al agarrar la enseña nacional mientras intentaban quitársela.
No hubo nada de pacífico en la actitud de los manifestantes. Así lo demuestran numerosos videos que han visto la luz en las redes sociales desde entonces, aseguró esta seguidora de Mariana Grajales, la Madre de la Patria.
“El cubano es patriota, no violento. Es corajudo, no abusador. Por eso duelen escenas como las de aquel domingo, que nada tienen que ver con la cotidianidad de este país”.
Hilda Rosa conoce muy de cerca los problemas de la sociedad. Además de ser delegada de circunscripción, durante años atendió las quejas de la población en el Hospital General Docente Ciro Redondo García, de Artemisa.
A su juicio, urge solucionar con el empeño de los cubanos las dificultades relativas a las insuficiencias internas, nunca con la supuesta ayuda de quienes niegan los logros de Cuba en materia de Salud Pública, educación, ciencia, atención a la mujer, ancianos y niños, o de quienes bloquean su desarrollo desde hace seis décadas.
Son muchas las razones para defender la Revolución cubana, su legado de solidaridad y su apuesta por un desarrollo con todos y para el bien de todos, pero nunca desde la violencia, el odio y el rencor, resaltó.