Se disputa la final de los 200 metros espalda, femeninos, en las piscinas de Tokio 2020. Tras poco menos de dos minutos la australiana KayleeMcKeowntoca primera, por delante de la canadiense KylieMassey de su laureada compatriota Emily Seebohm, quien ya tenía cinco medallas olímpicas antes de estos Juegos.
Al culminar, McKeown y Seebohm se abrazaron y festejaron su logro y salieron del agua. Hasta ese entonces solo era otra excelente prueba para el equipo femenino de natación de la Isla Continente, el cual terminó segundo en esa disciplina de forma general (9 oros,3 platas y 8 bronces), pero arrasó entre las mujeres (8 oros, 1 plata y 4 bronces).
Un rato más tarde sucedió lo que asombraría al mundo. Antes de salir al podio McKeown le dice unas palabras a Sheebhom y esta asiente con la cabeza. Se entregan las dos primeras medallas y cuando toca el turno a la campeona, esta “desprecia” a la leyenda zimbabuense de las piscinas KirstyCoventry y le pide a Seebohm que le coloque su presea de oro.
Entonces saltó mi instinto y me dijo: aquí hay algo más que un simple gesto con una compañera, aquí hay una historia oculta que merece ser contada. Y justo después –para confirmar mi sospecha- la hermana de McKeown publica en sus redes sociales una foto de una pequeña Kaylee junto a su ídolo de la infancia: Emily Seebohm, acompañada del texto: “Como un ícono inspira a otro”.
Pero la grandeza de la jovencita de 20años KayleeMckeown no quedó ahí, antes de comenzar a sonar su himno, le pidió a su ídolo que la acompañara en lo más alto del podio, porque como dijo después “ella también merecía estar ahí y disfrutar el momento”.
¡Qué premio para Mckeownel recibirel título olímpico de tu ídolo de la infancia! Si bien el sueño de todo atleta es ser campeón olímpico, tiene que estar a otro nivel que te premie tu ídolo, quien además es tu amiga y compañera de equipo. Aun así esta muchacha tuvo el temple y la humildad para compartir ese momento.

Las imágenes dieron la vuelta al mundo y muchos se hicieron eco del gesto, incluso la senadora de su país Helen Polley publicó en su cuenta de Twitter: “¿Qué tan grandes son estas chicas? Respetuosas y solidarias una con la otra. Otro momento encantador. Kaylee Mckewon y Emily Seebohm comparten el podio. Verdadero espíritu Aussie (Australiano)”.
Al finalizar la premiación, todos los medios tenían que ver con la increíble jovencita y su gesto. En la entrevista se deshizo en elogios para la gran campeona Seebohm. “Em ha estado -entre las mejores- mucho tiempo, y por eso siempre hablo muy bien de ella. Tenía sentido que estuviera allí arriba conmigo”.
También tuvo palabras para sus compañeros, quienes lograron diez títulos en este evento y según ella no fue por casualidad. “No somos como los estadounidenses que le dan demasiada importancia, pero definitivamente nos apoyamos unos a otros y estamos muy orgullosos unos de otros. Le he dicho antes, este es un equipo increíble”.
Un día después se celebran las finales de los relevos 4×100 combinados, masculinos y femeninos. Los equipos que suben al podio, incluida la propia Australia ganadora del oro entre las mujeres, repiten el gesto y se entregan las medallas entre ellos. El gesto de Seebohm y Mckeown trascendió la admiración mutua y se impuso bajo los cinco aros.

