Con su muerte, el 17 de diciembre de 1965 en el Hospital Militar de Marianao, a causa de una trombosis cerebral, la trovadora guanajayense María Teresa Vera nos dejó un sinnúmero de sones y habaneras para recordarle. Tan exquisita voz recorrió el planeta, con su alma, la cubanía, y las memorias de aquella pierna alzada sobre un banco, abrazando la guitarra frente al micrófono.
Desde entonces no ha sido suficiente retribuirle tanto orgullo a quien nació en una casa de la Villa Blanca, cuyas ruinas alertan del error que cometeríamos si se dejara en manos de la desidia. Angustiosamente, todavía no se entrevé una solución, y la cultura pierde más de esta preciada vivienda con el paso de los segundos.
“Conocemos el estado del inmueble; en los últimos meses no hemos dejado de comunicarnos con Pedro Servando Olivera, su actual propietario, quien se ha negado rotundamente a las propuestas que le hemos ofrecido. Como entidad, no podemos intervenir, simplemente interceder”, señala Dianelys Travieso Nodarse, directora municipal de Vivienda.
“El planteamiento que corresponde al plan de la economía lo hemos aplazado en aras de hallar una solución a través de dos conceptos: la vía estatal, con 10 000 pesos asignados para rehabilitar el exterior de la casa, y un subsidio como persona natural para el techo y el interior. Tanto él como su familia tienen conocimiento, y se nos hace difícil llegar a un acuerdo”, declara.
Mayelín Cruz Monteserín, especialista de conservación en la propia Dirección Municipal, alega que han realizado visitas para completar el levantamiento de la propiedad y, justo cuando se va a pasar a tareas técnicas, Servando se niega a firmar el contrato. Este es un planteamiento envejecido; él quiere que reparen su hogar, pero las incoherencias impiden conseguir el propósito.”
Si las cosas que uno quiere…
En el plano arquitectónico, Guanajay se marchita, y las inclemencias meteorológicas pronosticadas este año pueden ser fatales, de no primar el empeño.
Ahora es un pedazo de techo, paredes o ventanas (necesidades parciales), pero en los próximos días un fenómeno de esos pudiera traer infortunios para el sitio, incluso a los vecinos de las dos viviendas colindantes, con similares condiciones y uno de ellos a la espera de un subsidio, así sea por esfuerzo propio.
“María Teresa Vera visitó México, y todavía los mexicanos preguntan por su casa natal, debido indiscutiblemente a los lazos culturales y afectivos que dejó en esa nación”, destaca el periodista e investigador Pablo Noa, en alusión a la trascendencia universal de la trovadora.
“Recientemente se realizó un coloquio en el que participaron representantes de la EGREM y el periodista Jorge González Calderón, quien escribió su biografía. Por esos días también llegó Beatriz Márquez hasta el territorio y pidió visitar la casa natal.
“A su regreso a La Habana, Alicia Pineda, a cargo del Guanajayense Ausente, me llamó para decirme que La Musicalísima iba afligida por el inconcebible deterioro de la casa. Estamos perdiendo un sitio sagrado, y tenemos la misión de defender la identidad”, alerta Noa.
Arrolla cubano, que esto es tuyo
Tras concluir una buena parte de las investigaciones para este reportaje, resalta cuánto queda por hacer para salvaguardar la memoria y lo que aporta a la cultura de nuestro pueblo. En ese esfuerzo se han centrado objetivos estratégicos, a fin de construir la identidad de la provincia desde sus municipios.
“Vale esclarecer que la casa natal de María Teresa Vera no está declarada Monumento Municipal o Nacional. Sí tiene un elevado valor patrimonial, pues allí nació la trovadora más importante de Cuba”, asegura Rebeca Figueredo Valdés, jefa del departamento de Patrimonio Cultural en la Dirección Provincial de Cultura, e historiadora de Guanajay.
“Por mucho tiempo ha prevalecido el poco entendimiento entre propietarios y autoridades, y no es un secreto que estos lugares no son responsabilidad de las direcciones de Cultura sino, del Gobierno y las intendencias.
“Más allá de la posición del propietario actual, corresponde a la delegación municipal de Monumentos, junto a Cultura, la Administración, el Museo, la dirección de Vivienda, Mantenimiento Constructivo y Planificación Física, desplegar acciones y llegar a un acuerdo, no desde el punto de vista de cada cual sino, como una comisión.
“Se trata de devolverle a la casa su entorno original, para que pueda cumplir los requisitos establecidos y convertirse en un lugar patrimonial.
“Es hora de intercambiar, presentar un proyecto y escuchar las razones de Servando, en un marco amplio con representantes de las direcciones antes mencionadas, en busca de la solución definitiva que tanto nos ha costado. Y no hablo exclusivamente de él, también sucedió con los dueños anteriores; por eso, urge agotar todos los recursos, sin cansarnos, para no tener que levantar escombros.”
Mientras, Rosmery Cordero Pérez, directora de infraestructura, detalló el procedimiento para ceder (mediante declaración jurada) una vivienda que le interesa al Estado y, a cambio, recibir otra a través de una compra venta. Es, sin dudas, la posibilidad más conveniente en aras de resarcir las demoras y encontrar una solución coherente que beneficie a ambas partes.
“Nosotros nos encargamos de buscar un nuevo inmueble que reúna las condiciones para vivir, según nuestros fondos en el plan de la economía: le mostramos hasta tres posibilidades, se hacen los trámites con el propietario, pasa al fondo habitacional y concluimos el proceso.”
No me puedo conformar
¿Qué sucederá si ambas partes no llegan a un acuerdo? ¿Perderíamos un sitio que puede convertirse en patrimonio?
A María Teresa Vera le hubiese encantado conocer que, en 2020, Google le dedicó un doodle (modificación temporal de su logo) por los 125 años de su natalicio… y que Isaac y Nora, dos niños franceses, arrasaron en Internet con una emocionante versión de Veinte Años.


Le hubiese conmovido que la letra de sus canciones se tarareara en todas las escuelas de su pueblo… y su casa recibiera a generaciones de trovadores, para interpretar las más variadas tradiciones musicales cubanas.
En buscar, escuchar, debatir y proponer sin conformarnos con los pesimismos, así como en crear conciencia, defender nuestras raíces, hacer por nuestra historia y cultura, está la solución de la casa de esta grande. Eso sigue faltando, tanto como aprovechar la autonomía que el Estado depositó en las autoridades de los territorios.
Decía María Teresa que un bolero no se canta, se sufre. Así sucede con quienes no admiten el fin de un sitio vivo, donde trascurrieron sus primeros años, en la tierra que la vio nacer. No olvidemos que siempre será muy poco retribuir gloria, admiración y reconocimiento a la “Embajadora de la canción de antaño”.
Al menos desde estas páginas, seguiremos sus huellas en pos de devolver ese pedazo de alma que se arranca sin piedad.