Del sismo de 5.1 grados de magnitud en la escala de Richter del martes 29 de junio le quedan a Artemisa, a San Cristóbal y al Hospital General Comandante Pinares, más que sus grietas, sus héroes: profesionales sin límites y ecuánimes que, como otras veces (esta al extremo), pusieron su vida en riesgo para salvar otras.
Él estaba en su casa, pero, tan rápido como el terremoto, fue de los primeros en llegar. A pesar de su sensibilidad como médico, para ser útil, incluso temblando por dentro, levantó su cámara y publicó las primeras imágenes de auxilios, desesperos, asistencias, ambulancias, bomberos, ayudas, grietas, derrumbes, esperanzas…
Poco después, y con miles de reproducciones, José René Morales Núñez, médico de profesión de solo 26 años de edad con el cual tengo 238 amigos en común en Facebook, se convirtió (para mí) en el mejor de los cronistas.
Incluso al seguir minuto a minuto el evento, y humedecernos los ojos por la ternura del doctor Enrique Padrón Álvarez, quien manipulaba el resucitador Ambu para la ventilación manual, a fin de que a la pequeña Yaslin Calderín López (de cuatro años, con una enfermedad degenerativa del Sistema Nervioso Central) no le faltara el oxígeno, mientras dos rescatistas cargaban la camilla desde el tercer piso.
“Como el profe Jerry (así lo conocemos sus alumnos), no fueron pocos los profesionales que asistieron a sus pacientes en medio del césped: canalizaron una vena en pleno parqueo; terminaron una cirugía en un local improvisado, pero con más seguridad que el quirófano; o suturaron una herida en el portal del cuerpo de guardia”, reseña en su post.
“Estaban ahí, con bata blanca mojada de sudor y mangas ensangrentadas, con miedo, pero ahí”, escribe José René y agradecer a sus colegas. Y ahora se me antoja contarlo entre los héroes de aquella mañana que marca un hito, pues desde 1880 (anterior sismo de 6.0 por esos lares) los sancristobalenses han estado en tierra firme.
Decenas de especialistas valoran los daños en la institución hospitalaria, inaugurada el 17 de mayo de 1982 por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, y que en 2021 dispone de unas 400 camas, 32 especialidades, 39 servicios y casi 2 000 trabajadores, mientras este sismo la reduce a Urgencias y Cuerpo de Guardia.
Ni una foto tengo de él allí, uno de mis “héroes”, pues siempre estuvo detrás de la cámara. “Yo no hice nada. Fueron mis compañeros quienes salvaron vidas humanas”, me escribe por WhatsApp. Y, claro, concuerdo con él.
¿No hizo nada? ¡Hizo mucho! Dejó el testimonio gráfico y escrito de un episodio en el cual nuestro personal de la Salud, el de San Cristóbal, el del Comandante Pinares y el resto de las instituciones a donde se evacuaron los pacientes artemiseños, demostró que —tras este sismo— más que grietas, nos quedan héroes.