La idea martiana de que en prever está todo el arte de salvar, ha sido esencial en la sostenibilidad de la UBPC EL Mango, ubicada en San Cristóbal. Es el mismo concepto de su presidente, cuando habla de “adelantarse al golpe”.
Desde su creación en 1998, los socios han sorteado los vaivenes de la economía nacional, y han logrado desarrollarse. La cooperativa, eminentemente agropecuaria, se constituyó con el objeto social de producir carne de cerdo en pie. Inicialmente contaba con 12 trabajadores, cuatro obreros contratados y un área total de diez hectáreas.
Tras 18 meses de fundados emprendieron la diversificación, concepto también medular en su desarrollo económico. En 2021, aunque continúa siendo básicamente porcina (esa actividad genera casi el 82% de sus ingresos), El Mango emprende la cría de otros animales, la agricultura, producción de materiales de construcción y servicios de comercio y gastronomía.
De manera paulatina, ha crecido hasta 44 socios, 66 obreros contratados y un patrimonio de 101 hectáreas.
Cómo alimentar al mamífaero nacional
La UBPC cumple año tras año su encargo estatal de entrega de carne de cerdo. “En 2015 produjimos 60 toneladas. Con el aumento de productores, la cifra ascendió hasta entregar 350 en 2020 a la Empresa Porcina Artemisa (EPA)”, asegura Yurién Bec Jelis, presidente en los últimos seis años.

Pero hace algún tiempo comenzaron los problemas con la disponibilidad de alimento animal, y no ha podido cumplir lo pactado. Luis E. Paz, técnico veterinario, recuerda que la situación se puso difícil desde inicios de la pandemia.
“El tema es crítico. Hemos aplicado variantes, como mezclar pienso con paja de arroz molida, yuca, boniato y miel de purga. Hasta ahora no tenemos muertes”, dice Antonio Govea, obrero del área porcina.
Los cooperativistas han sembrado 26 hectáreas de yuca y cuatro de arroz para la alimentación animal. Además, hace cuatro meses experimentan con la compra de pienso importado, lo cual les ha permitido sostener la masa.
“A través de Gelma, hemos adquirido piensos en MLC, pero las ventas están paralizadas hace más de un mes; tenemos entendido que se retomarán pronto”, precisa Bec Jelis.
En estos momentos, se replantean las contrataciones hechas entre la cooperativa y la EPA, pues dicha Empresa no ha podido entregar la comida convenida a causa del déficit.
Ante tales circunstancias, la UBPC ha debido cambiar de cliente, en aras de mantener la estabilidad económica y continuar con la producción.
“La EPA no ha fijado todavía un precio para esta carne producida con piensos adquiridos en MLC; por eso la estamos vendiendo a PRODAL, productora de las croquetas y mortadella distribuidas en La Habana, Artemisa y Mayabeque. Nos paga en moneda nacional, a 200 pesos el kilogramo”, explica el presidente.
En El Mango también crían gallinas ponedoras destinados al autoabastecimiento y conejos para la venta a la Unión Agropecuaria Militar (UAM) La Rosa.
Producir para la alimentación animal y humana
Sin ser la actividad económica fundamental de la cooperativa, sus socios laboran la tierra en aras de producir, tanto alimento animal como para el pueblo.
Actualmente cumplen los planes de siembra, así como la contratación. Entre sus cultivos figuran yuca, boniato, plátano, calabaza, melón, y maíz para sustituir importaciones. Además, recurren a organopónicos donde cosechan ajo porro, cebollino, rábano y remolacha.

Igualmente cumplieron los compromisos de la pasada campaña de tomate, y algunos como Maikel Hernández, al frente de la finca La Muralla, alistan tierras a fin de comenzar con los semilleros rumba a la próxima contienda.
“Esta finca es pecuaria, pero como ya vendimos la ceba de búfalos y no debemos reponerla con nuevos ejemplares hasta noviembre, cultivamos las tierras en respuesta al pedido de producir más alimentos para el pueblo… y evitamos su infestación de marabú”, explica Bec Jelis.
Mientras, Maikel muestra los cultivos de maíz, yuca, melón; nos habla de la calabaza cosechada, de los conejos y carneros también comercializados, aunque aclara que todavía tiene ejemplares para continuar la cría. Ofrece una noción de cuánto se ha hecho y cuánto trabajo tiene por delante.
La agricultura desarrollada en las fincas de El Mango es ecológica casi en su totalidad. Han sabido aprovechar lo aprendido en los eventos del proyecto medioambiental CREA, para incorporar abono e insecticidas orgánicos.
Un granito de arena en otro frente
En 2008 la cooperativa inició la producción de materiales de construcción. Les asignan recursos, y ellos garantizan la entrega de productos destinados, esencialmente, al programa de subsidios.
Cada año aumentan los volúmenes. La UBPC tiene 26 módulos productivos en consejos populares de San Cristóbal, Bahía Honda y Candelaria, con tal de acercar lozas de piso, bloques y tanques para agua a quienes los necesitan.
“Los 262 000 bloques pactados para 2021 ya fueron producidos, incluso comercializados. Pero nos solicitaron más para colaborar con otros municipios artemiseños”, revela el presidente.

“Pese a las dificultades con la disponibilidad oportuna de recursos, este año pensamos fabricar medio millón de bloques, con 30 cubiertas de 25 metros cuadrados para subsidios, 500 tanques y 4 000 m2 de piso”.
Los trabajadores reciben los beneficios, pues se les facilita la adquisición de tales productos, y la brigada de construcción de la cooperativa hace más expedito los trabajos. En consecuencia, unas 22 viviendas de socios han sido reparadas por esta vía.
En 2020 terminaron la construcción de siete viviendas para socios, y en 2021 deben concluir otras dos. Es el caso de la cocinera Raquel Martínez, quien se reincorporó al trabajo tras la jubilación, y espera con ansias la suya.
Mucho pudiera escribirse de las experiencias de trabajo en El Mango, perfectibles pero válidas para aplicar en contextos similares. La diversificación, rentabilidad y factibilidad económica, les han permitido obtener utilidades, distribuidas una parte entre sus socios y otra dedicada al desarrollo productivo y social de la UBPC y de la comunidad La Muralla, donde está ubicada.