En una estación de bomberos el día puede transcurrir con bastante tranquilidad, o no. A cualquier hora, un llamado de emergencia puede saltar las alarmas y ellos corren hasta donde sea que las llamas ardan con fuerza. Es una situación casi ʽnormalʼ para esta fuerza especializada.
Lo que sí no esperaban los muchachos del Comando Territorial# 4 San Cristóbal aquel martes 29 de junio, era que la tierra temblara bajo sus pies.
“En ese momento estábamos arreglando el carro. Cuando sentimos el estremecimiento, corrimos para afuera y entonces vimos unas columnas de nuestra edificación fraccionadas. Estuvimos ahí cuestión de media hora, hasta que nos movilizaron”, relata el Capitán Rolando Torres Lara, jefe de Compañía.
Hospital en colapso
Poco después, cuando el Comando llegó al Hospital General Comandante Pinares, muy cerca de la estación, ya había muchos pacientes en sus camas que, con ayuda del personal médico, había salido de la instalación.
“Recorrimos el lugar para evaluar la situación del inmueble en sentido general. Entramos con todos nuestros medios de protección. Había paredes y algunas columnas interiores fraccionadas, que parecía superficialmente, ventanas dañadas, pedazos de falso techo desprendidos, así como azulejos grandes, en el lobby del hospital”, recuerda.
Ese día, junto al civil Noel Gálvez, operador del carro; el Mayor Orlando Delgado, jefe del Comando, y el Teniente Eduardo Careaga, inspector de la Unidad Técnica de Protección contra Incendios Provincial, acudieron también cinco bomberos de dotación, muchachos muy jóvenes que cumplen su servicio militar.

Jasier Trujillo integra el Comando hace ocho meses pero fue la primera vez que enfrentó una situación así. “Los enfermos estaban desesperados, preocupados, permanecían afuera del hospital, bajo la llovizna y sus pertenencias arriba, decían: ʽqué va a suceder conmigo, a dónde me van a enviarʼ”.
Wilian Rabero describe ese mismo panorama: “La gente se veía desesperada: las madres con sus niños, algunos pacientes hasta con sueros. Los que estaban abajo preocupados por sus pertenencias que habían quedado arriba; seguían llegando enfermos; algunos empezaba a ser evacuados. Todos fuera del hospital, bajo la llovizna, algunos con sombrillas, y junto a ellos los médicos y las enfermeras.
“Había algunas que con el susto y el apuro, habían dejado los equipos de trabajar adentro; les pusimos cascos para su protección y las acompañamos a buscarlos para poder atender a los enfermos. Después se montó un Cuerpo de Guardia de Emergencia en las afueras.
“Todo el mundo reclamaba ayuda. Recuerdo a una señora con una niña de más o menos seis años de edad, que tenía mucha fiebre y la medicina se le había quedado en el bolso. Ese caso lo priorizamos y subimos con ella a buscarla”.
Serenidad ante el caos
Con solo 18 años de edad, y apenas dos meses de estancia en el Comando, Leonimile Socarrás Rodríguez también le tocó asumir un escenario bien difícil.
“Intentamos tranquilizar a la gente, transmitirle calma, confianza. Luego de que el Capitán y el Mayor exploraron la instalación, nos dieron la indicación para ayudar en el traslado de las pertenencias de los pacientes y acompañantes, y colaboramos también en el traslado de algunos pacientes”, dice este jovencito.
El traslado de las pertenencias de pacientes y acompañantes se hizo de conjunto con la Policía y a los trabajadores de Protección Física del centro. “De manera bastante ordenada, las personas fueron entrando en pequeños grupos, escalonadamente, para identificar sus bienes”, precisa el Jefe de Compañía.
Asimismo los bomberos asumieron la evacuación de dos de las personas que se encontraban en Cuidados Intensivos. “Subimos con el personal paramédico y se hizo la evacuación por las escaleras, en una tabla espinal, tomando todas las medidas, desde el tercer piso hacia las ambulancias, pues el elevador estaba obstruido. Nuestros muchachos iban abriendo el paso, para que el traslado fuera con rapidez”, rememora.
Aquel día mucha gente colaboró con el trabajo del Comando en el hospital, entre ellos el teniente Coronel Yasel Sánchez Seguí, Jefe Provincial del Cuerpo de Bomberos; el Mayor Adalberto Zayas, jefe del Comando # 1 de Artemisa; y el civil Yansel López Muñoz, Jefe de Compañía de ese Comando. Se unieron a las labores, miembros de la Cruz Roja y el Grupo de Espeleosocorro de San Cristóbal.
El Teniente Eduardo Careaga Márquez, inspector de la Unidad Técnica de Protección contra Incendios de la provincia, agradece a las autoridades del Partido, el Gobierno y el Minint en Artemisa, la rapidez en acudir al lugar y la forma en que interactuaron con la población.
“Además la organización del pueblo ante este evento es digna de admiración. Nuestra percepción es que los sancristobalenses actuaron con mucha disciplina, a pesar de que se trató de un fenómeno con antecedentes muy remotos en esta localidad”.
El Capitán Rolando Torres Lara concuerda con él, y aunque ha enfrentado otras situaciones muy riesgosas, reconoce que “fue algo impresionante, te toma de improvisto”.
Los muchachos, por supuesto, mucho más impresionados. Como jóvenes al fin, le queda mucho por ver en la vida, pero difícilmente olviden los sucesos del 29 de junio de 2021, cuando vestidos de bomberos, salieron al auxilio de tanta gente en el Comandante Pinares.