Marcos Martí Rodríguez (25/04/1934 – 30/07/1953)
En la finca San José, barrio Mojanga, del término municipal de Artemisa, nació Marcos Martí Rodríguez, el 25 de Abril de 1934.
De origen campesino, sus padres Epifanio Martí y Gudelia Rodríguez, tuvieron cinco hijos, el tercero de los cuales era Marcos. Allí nació y fue su punto de partida para el Moncada.
Asistió a la escuela rural más próxima y como todos los hijos de los campesinos en aquella época, solamente pudo cursar hasta el tercer grado. Trabajó desde niño en las labores agrícolas y a los 15 años era jornalero en la cercana finca Maravillas.
Era Marcos un joven alto, de fuerte complexión física, tez curtida por el sol, de carácter decisivo, enérgico y rebelde, a quien todos conocían y llamaban cariñosamente El Curro.
Enemigo de la injusticia y la opresión sentía un odio violento por el batistato y su ejército mercenario. Esa rebeldía innata en él, fue lo que provocó que no pudiera salvar la vida cuando fue detenido.
Aquella actitud lo llevó a pertenecer, en una forma militante y activa, a la Juventud Ortodoxa de Artemisa.
El golpe del 10 de marzo, fue un impacto para aquel joven ortodoxo, y cada vez fue mayor su odio contra el tirano Batista y su camarilla de asesinos. Su espíritu rebelde no le permitía mantenerse inactivo y sostuvo una posición combatiente que indican el valor y la rebeldía de El Curro.
El 28 de enero, un grupo de batistianos se proponían utilizar la fecha para un acto politiquero en el barrio de Mojanga. él se enterró y enfureció. Decía una y otra vez: “En una fecha como esta, cómo se atreven a invocar el nombre de Martí”. Y se dispuso resueltamente a impedirlo.
Los batistianos, habían alquilado una guagua. Para poder llegar a Mojanga había dos caminos. El vehículo iba por la mejor de las dos vías. Y de pronto se interpusieron en el camino Marcos y un amigo, con un madero y un machete tratando de impedir el paso.
Epifanio, su padre, relató otro hecho revelador de la personalidad de su hijo. Se celebraba un baile en el barrio Pelusa. Un guardia guapetón, insultaba a la gente: “doy mil pesos al que me de una galleta”. Marcos al principio no hizo caso, pero el esbirro de uniforme amarillo proseguía con su desafió.
La cosa terminó en que el Curro le hizo frente a la pareja de la Rural, los que salieron muy mal parados. Marcos fue detenido y llevado al cuartel de Artemisa. Esto sucedió tres meses antes del Moncada.
En las semanas anteriores al 26 de julio de 1953, empezó a trabajar en el almacén de víveres Carvajal, situado a medio kilómetro de Artemisa. Allí cernía arroz, cosía sacos y realizaba otras tareas.
Era la época en que se perdía con frecuencia de la casa. Unas veces decía que iba a pescar, otras que estaba jugando a la pelota. Pero en realidad se iba a realizar prácticas de tiro. Algunas veces venían a buscarlo a la casa sus compañeros del Moncada, Pepe Suárez y Severino Rosell.
Este último decía, refiriéndose a Marcos Martí: “En la Juventud Ortodoxa nos dimos cuenta de los valores de Marcos. Muchacho serio y de gran integridad; estaba deseoso de hacer algo grande y muy pronto por la patria. Ya integrado al Movimiento nos vinculamos estrechamente, realizando prácticas de tiro en una finca situada detrás de la fábrica de cemento y en la propia Universidad de La Habana”.
Marcos era un hijo sumamente cariñoso, siempre era el primero en entregar el regalo el día de las madres. En los días anteriores al Moncada, Marcos le dijo a su madre que la iba a llevar a visitar a una hermana en Camagüey. Fueron el 19 de julio y regresaron el 22 del mismo mes.
El 24 de julio por la tarde le dijo a su madre que le hiciera la comida que tenía que trabajar en el almacén. Pidió ropa limpia y al preguntarle la madre para qué la quería si iba a trabajar, él no insistió más y partió para no regresar.
Los supervivientes artemiseños del Moncada, lo recordaban en la finca Siboney, contento de encontrarse cerca del gran momento por él tan esperado, de luchar con las armas contra el régimen opresor. Participa directamente en el Ataque al Moncada. Cuando se da la orden de retirada, logra junto con Ciro Redondo, Julito Díaz y otros tres compañeros llegar hasta la Playa Siboney.
Marcos, Ciro y Julito llegaron hasta un bohío, de la familia Pradas, los otros tres continuaron y aparecieron posteriormente asesinados. En la casa de los Pradas almorzaron. El plan era dispersarse, Julito se quedó en la casa y Marcos Martí y Ciro Redondo decidieron buscar refugio en otra parte. Así se acercan al poblado de El Caney. Un adolescente de 14 años los ve y avisa a su casa, era la familia Campanal.
El hermano mayor los llama y lleva hasta la casa donde estos se identifican y son protegidos. Se le busca refugio en una cueva cercana, a donde el adolescente que los encontró, al cual apodaban “Turín” les llevaba la comida. Allí estuvieron, hasta que un “chivato”, al que le apodaba “Carburo”, (ajusticiado posteriormente) los delató y fueron sorprendidos y detenidos el jueves 30 Julio por la mañana.
Marcos no puede entregarse pasivamente, su carácter rebelde hace que increpe a uno de los soldados: ¿Cómo tú tiemblas si llevas armas? Este le dispara un tiro por la espalda y ya en el suelo lo remata con varias descargas más. El otro guardia al que le decían “El Morito” Bambún, logró que Ciro no corriera igual suerte.
Así murió asesinado aquel joven ejemplar, valiente y rebelde, que luchó contra la injusticia y por la libertad de su patria, como otros muchachos de la generación del centenario.
Dirección Municipal ACRC, Artemisa
Fuente: Biografías de los Mártires de Artemisa, 1971.