Dos monedas americanas de veinte y cinco centavos apretadas en el puño y el llamado a ser valiente, como quien debe prepararse para el dolor sin medidas, fue lo único que le quedó a Amada Cruz Hernández cuando su hijo partiera a la inmortalidad aquel 24 de julio.
Emilio Hernández Cruz, nació en Artemisa el 28 de mayo de 1932 en una humilde casa. Su padre, obrero agrícola dependía de un mísero salario para mantener nueve hijos, siete varones y dos hembras.
Sin más afán que el de ayudar a sus padres, Emilio con 11 años abandonó los estudios para traer dinero a la casa. Solo que su voluntad y emprendimiento no serían suficientes.
Era muy poco lo que ganaba, escasea el trabajo y no puede ayudar a su familia como son sus deseos. Muchas veces se le oyó protestar y gritar en la casa: “Con esta juventud y estos brazos fuertes y que no pueda encontrar trabajo”.
Su conducta responsable y la situación económica que le lastima hicieron que desde muy joven se sienta comprometido con los problemas de su Patria, y es en la Juventud Ortodoxadonde encuentra a otros jóvenes como él.
El Golpe de Estados del 10 de marzo de 1952, fue un verdadero impacto para Emilio. “Hay que acabar con esto”, decía. No es posible permitir que la juventud continúe sin trabajo, mientras los políticos y los militares enriquecen.
Sin embargo, en su testimonio la madre asegura que poco tiempo después del “golpe”, el mal humor de Emilio comenzó a pasar, se mostraba entusiasmado con algo, tenía confianza en el futuro y en los cambios para bien que experimentaría la Patria.
Nadie, ni siquiera ella,pudo imaginar la relación de su hijo con Fidel, ni su participación en la clarinada del 26 de Julio de 1953.
Emilio, logra salir de la acción del Cuartel Moncada y es uno de los 10 artemiseños que se reúnen con Fidel, en la Granjita Siboney después del Asalto, pero en su ascenso a la cordillera de la Gran Piedra, se desvía, separándose del grupo y más tarde la dictadura lo da como caído en la acción.
Para la madre quizás nunca existió consuelo ante el cadáver su hijo de 21 años, en cambio otras familias escribieron historias diferentes fundadas en el valor de quienes “regaron con su sangre joven y generosa” las ideas de una patria libre, justa y digna.