Yunier Rebolledo Cagiga tiene 33 años y ya se siente parte de la gran familia que es el núcleo del Partido de la entidad en la cual labora, aun cuando su expediente transita por las necesarias etapas del proceso de crecimiento para militar en sus filas.
En la cafetería Angerona, del Bulevar artemiseño, su impronta se hace sentir como trabajador destacado de un colectivo vanguardia. La disposición y entrega del joven dependiente le han colocado en la delantera en cada tarea; incluso es el jefe de la brigada de respuesta rápida del local, popularmente conocido como Rumbos.
Aunque se graduó como técnico de nivel medio en Veterinaria, hace casi cuatro años se aventuró en este empleo, con buenos resultados y ahora con una gratificación adicional: sus compañeros vieron en él cualidades para militar en la organización de vanguardia.
De su chispa y dinámica da fe Ivón Herrera, almacenera y militante del núcleo integrado por 13 militantes. “Yunier es muy cumplidor, nunca te dice que no y da lo mejor en cada encomienda”, asegura.
Orgullo y satisfacción son palabras que no le faltan cuando de su crecimiento se habla. “Ahora me siento más útil en mi centro de trabajo, y sé que puedo aportar más desde un núcleo caracterizado por discutir a profundidad cuanto nos afecta en el desempeño y buscar soluciones para mejorar”.
Si bien es cierto que en su entidad es el único en proceso de crecimiento, existen otros jóvenes valiosos que en un futuro podrían militar en el PCC.
Como el de Yunier, otros expedientes se validan en la provincia, sobre todo de jóvenes que esperan por las comprobaciones necesarias para llegar a ser militantes, otra muestra de que la continuidad del Partido está asegurada, y de los resultados de Artemisa en el crecimiento de su militancia.