Cuando todo se sentía en contra y lograr la meta se tornaba quimérico. Cuando las estadísticas tomaron otro significado y el rostro semioculto nos reformuló la vida. Cuando muchos dudaban -y otros tantos confiaban-. Cuando los obstáculos iban in crescendo y la presión, en los hombros de unos pocos, parecía insostenible. Aun cuando absurdos escarnios punzaban la moral de los nuestros…
El pequeño archipiélago, el Caimán Rebelde, la mayor de las Antillas, Nubia… sostuvo la confianza de millones de cubanos como cáliz sagrado. ¡Qué gigante su proeza! ¡Cinco candidatos vacunales! ¡El único país de Latinoamérica!
Exigíamos prontitud porque los tiempos eso piden. Pero todo río tiene su cauce. La ciencia no es magia, aunque a veces nos lo parezca. Había que esperar y aquí estamos. Hoy nuestras Abdala y Soberana 02 son vacunas.
Abdala con el esquema de tres dosis tiene un porciento de eficacia de 92,28, y se ubica entre los primeros puestos, solo antecedida por tres vacunas nacidas en el ombligo del Primer Mundo, sin bloqueo y con recursos inimaginables.
Soberana 02 con sus primeras dos dosis llegó al 62%, y solo con eso se posicionó en el juego, donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) pide un 50% de eficacia para considerar como relevante.
Por si no bastara, el esquema de vacunación de Soberana 02 es de tres dosis, la tercera con Soberana Plus. Según la información ofrecida por Vicente Verez, director del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), los estudios estimados de eficacia prometen alcanzar entre 85 y 95%.
También se informó acerca de la respuesta inmune, de un 96,6% en un análisis preliminar. Pese a ser un dato no concluyente, es una estupenda noticia.
Pero, en la práctica, ¿qué significa eficacia? Que de cada diez personas que enfermen de Sars-Cov-2, nueve –al estar inmunizadas- no padecerán la enfermedad. Y eso resulta formidable, pues garantiza a la mayor parte no desarrollar formas graves de la enfermedad o que mueran.
Tal como explica el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, “la eficacia y efectividad de una vacuna miden la reducción proporcional de casos entre las personas vacunadas”.
Sin embargo, aunque parezcan lo mismo, eficacia y efectividad son términos muy distintos para la comunidad científica: eficacia se usa al hablar de “un estudio que se lleva a cabo en condiciones ideales”, controladas como las de un ensayo clínico.
¿Cómo se autoriza el uso de una vacuna? Existen dos vías: una, por la autoridad regulatoria nacional (Cecmed, para Cuba), que analiza los datos de seguridad y eficacia, y autoriza su uso; otra, el registro, por parte de la OMS, para su uso de emergencia. En este último caso, los expertos inspeccionan a detalle los estudios clínicos, con el fin de acelerar la disponibilidad de estos productos.
¿Y qué sucede con las nuevas cepas? Hasta ahora, se considera que las vacunas cubanas tienen una respuesta de inmunogenicidad alta (Soberana 02 del 96%), una gran fortaleza frente a las nuevas mutaciones del virus.
No obstante, la OMS y otros especialistas coinciden en que lo más importante es vacunar el mayor número posible de personas, con cualquiera de las vacunas anti-COVID, para reducir el impacto de la enfermedad en la población.
Por esa razón buscan índice de eficacia antes que respuesta inmune, porque el objetivo principal consiste en evitar que la mayoría desarrolle complicaciones de la enfermedad o mueran… y esta es una batalla por la vida, la de Abdala y Soberana, la del éxito que algunos creían imposible.