Con la diversidad de rostros, razas, edades, sexos y religionestípicas del ser humano, viven como personas comunes. Pero de cuando en cuando se convierten en héroes, en ocasiones anónimos para gente también desconocida: con su sangre, prolongan la existencia de otros.
Reina I. Fernández Gutiérrez tenía solo 17 años cuando donó por primera vez. “Fue a raíz de la convocatoria para ayudar a los afectados por el terremoto en Perú. Desde entonces lo hago. Incluso doné mientras cumplía misión internacionalista, a causa de un accidente masivo”.
La matancera devenida sancristobalense cuenta 80 donaciones solo a partir de residiren ese municipio artemiseño. Gracias a la transfusión de su sangre a un niño de ocho años en estado de salud crítico, se logró trasladarlo desde el hospital Comandante Pinares hasta La Habana.
Su grupo sanguíneo (O-) es compatible con todos los demás. A 59 años, tiene la satisfacción de haber salvado muchas vidas.“Mientras esté fuerte, con buena salud, concederé mi sangre a quien la necesite”.
Gerardo Tejeda Rodríguez era también muy joven cuando tuvo por primera vez tan noble gesto. “Fue para darle sangre a mi hermana mayor. Era apenas un muchacho de 14 años; no obstante, representó una motivación muy especial: me di cuenta de la importancia de ese acto.
“Recuerdo de manera muy particular una extracción que me realizaron en el banco de 12 y 23, en La Habana. Me convocaron porque una embarazada necesitaba mi tipo de sangre: O positiva. Ni siquiera la conocí, pero es muy reconfortante tener una actitud así”.
Este sancristobalense cincuentón planea sumar su donación número 114 el próximo 13 de agosto, vasta experiencia para asegurar que“cuando se realiza un ciclo de donaciones de sangre como está establecido, con la periodicidad indicada, y te chequeas habitualmente, no tienes ningún perjuicio para tu organismo”.
Reina da fe de sus palabras. Ambos coinciden, además, en que en los barrios existen muchos donantes potenciales. “Debemos conversar con ellos, llegarles, sobretodo a jóvenes que desconocen la importancia de las donaciones”.
Así ocurría con Rocío de la C. García. “Tengo 24 años y me incorporé hace apenas uno. Al familiarizarme con el Programa, entendí su significado.Las donaciones se usan tanto en las transfusiones como en la producción de medicamentos, incluso algunos para tratar la COVID-19. En Cuba donar es voluntario, un acto de humanismo: no se remunera; se hace con el propósito de salvar vidas.
“Además de sensibilizar, es necesario informar a los posibles donantes, instruirlos en ciertos requisitos de modo que la sangre esté apta para su uso y para cuidar su propiasalud”.
De junio de 2020 a junio de 2021, en la provincia se han concretado 11 993 donaciones voluntarias. Resaltan Bahía Honda con 1263, en la Vanguardia, así como Candelaria, Mariel y Artemisa, Destacados. Provienen de brazos como los de Reina, Gerardo y Rocío, gente común sin más aspiración que sentirse útil. ¿Quién sabe si alguno de nosotros… lleve su sangre en las venas