Para los niños la vida viene en otros colores, como un mundo solo de ellos. Y Roberto Tamayo Martínez escogió el color blanco para que pintara sus días, el blanco de su dobok de taekwondo.
Desde los siete años este niño alquizareño se sintió fuertemente atraído hacia los deportes, y logró obtener medalla de bronce en un torneo internacional de taekwondo online, recientemente, en su categoría de 9-10 años.
Robertico tiene en casa ejemplos vivos de amor al deporte: su papá es metodólogo de control interno y cuadro en la dirección municipal de Deportes; su mamá, psicóloga en el departamento de Salud Mental de Alquízar, y de adolescente practicó baloncesto en la Eide.
“Un día, sin más, fuimos a esperar que mi esposo Roberto terminara las clases con los niños. Sin dudarlo, él se acercó a su padre y le dijo: ‘ese es el deporte que quiero practicar’. Nos quedamos mirándonos por un rato.
Pensamos que, como cosa de muchacho al fin, en algún momento se le iba a pasar, pero de eso nada”, comenta Lisandra, su mamá.
“Yo estaba asustada, porque en el taekwondo das y recibes patadas. Fue lo primero que vino a mi mente. Al ser lo que él quería, nos fuimos integrando poco a poco en su mundo; comprendimos que se trata de disciplina, constancia y mucha técnica, y lo seguimos en cuanto proyecto se propusiera”.
Comenzó como miembro del club Cazadores de Alquízar. Cada día trabajaba sus técnicas y realizaba ejercicios de elasticidad, en casa también. Luego llegó la COVID-19 y la alternativa para mantenerse activo fueron los torneos online de la modalidad de poomsae. Gracias a las nuevas tecnologías, fue posible sostener muchos sueños.
Robertico participó en los torneos convocados por México y Argentina, con muy buenos resultados por su excelente desempeño técnico y, como exige el poomsae, demostrando la correcta ejecución de las diversas técnicas del taekwondo.
En el más reciente, el convocado por la Federación Cubana de Taekwondo, obtuvo la medalla de bronce y fue el único niño de la provincia que alcanzó el podio. Por eso, Iván Fernández, el comisionado nacional, le entregó personalmente su cinturón azul.
Contagiados en casa
“Más que incorporarlo al deporte, nos incluyó él a nosotros. Hace poco participamos en un evento científico online sobre taekwondo, en el cual Cuba, México y Alemania presentaron ponencias, y la nuestra resultó premio relevante”, afirma Roberto.
El tema escogido fue La enseñanza del taekwondo en niños y adolescentes con discapacidad intelectual, pues saben de la importancia del deporte para tratar enfermedades y acercar a esos pequeños a la sociedad. Y propusieron aplicarla a los alumnos con esa discapacidad en la escuela alquizareña Pedro Rodríguez Santana.
“Fue un trabajo duro y en equipo. Pero si tu hijo te dice: ‘¡Dale, papá, que ustedes pueden!’, ¿quién se resiste a eso?”, explica orgulloso.
“Todos los días practico en la casa con mi papá, para no perder cuanto aprendí, principalmente ejercicios de elasticidad y las técnicas, que deben ser perfectas y sin práctica se oxidan, como dice nuestro profesor”, asegura este niño con un enorme futuro en el deporte.
“Encontré en Internet también a un profesor de España, Víctor Herrera, que nos ayuda con conocimientos nuevos y nos brinda buenos consejos. Aunque no lo conozco, le agradezco mucho”.
La medalla de Robertico fue de bronce. Para su familia y compañeros del club de taekwondo, fue el más reluciente de los oros. Sigue con su entrenamiento diario, esforzándose y preparándose, pues quiere poner al deporte cubano tan alto como estira su pierna.