Visitar la Casa de Niños sin Amparo Familiar, en San Cristóbal, me hace reflexionar siempre sobre la importancia de la familia en la formación de los pequeños, no porque sus habitantes carezcan de una, sino por el esmero de los trabajadores del centro en brindarles el amor, la comprensión… en fin, el acompañamiento necesario a quienes permanecen lejos de sus padres biológicos.
Así se sintieron hoy, acompañados, quizás más de lo habitual, pues hasta allí llegaron dirigentes del Partido, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) en el municipio y la provincia, para agasajarlos, a propósito de celebrarse el Día Internacional de la Infancia.
Meyvis Estévez, primera secretaria del Comité Provincial de la UJC, los felicitó y les entregó un regalo en nombre de los visitantes. Pero Yandy se le adelantó, al obsequiarle una flor de papel a la joven dirigente. El adolescente, que además de estudiar Mecánica, parece tener habilidades para las manualidades, no esperó que se reuniera el quórum para entregar su presente, lo hizo mientras jugaban todos en el patio.

A la par de Yandy se sumaron otros a confeccionar ranas, dibujar, mientras algunos se entretenían con juegos de mesa en un ambiente de sano esparcimiento.
Marisleidys y María de Jesús, dos jovencitas de la Casa, agradecieron la visita y solicitaron a los invitados repetirla.
Mientras Grisel Socarrás, primera secretaria del Comité Municipal del Partido, aseguró que las autoridades del territorio siempre los tendrán presentes.
En esta Casa de Niños sin Amparo Familiar conviven 16 infantes y adolescentes de ambos sexos provenientes de los municipios Artemisa, Guanajay, Mariel, Güira de Melena y el propio San Cristóbal. Treinta trabajadores ofrecen una atención diferenciada a cada uno de ellos con el fin de satisfacer todas sus necesidades, porque como dijera el Apóstol José Martí, ellos son los que saben querer, la esperanza del mundo.