Juana se negó a cambiar su viejo y diminuto refrigerador por uno nuevo y grande. No le importó que en el congelador cupiera apenas un pomo de agua acostado y un tubito de picadillo. Era un regalo de su hijo, que se privó de otras cosas para comprarlo, y eso le bastaba. Así son las madres. No hay lógica capaz de explicar ese sentimiento.
María Teresa acompañaba a Claudia en un viaje de cien kilómetros hasta Artemisa. La jovencita quería ser periodista, y cada sábado acudía a clases para prepararse. Mientras ella aprendía de redacción, géneros periodísticos, conflictos internacionales, arte y geografía, su mamá esperaba ocho horas sentada en un parque… o conversando con una vecina de quien se hizo amiga.
¿Y quién puede hablarle mal a Edelmira de Jorge Luis? Bien sabe cuánto se descarrió con los amigotes, al salir de casa. No era inocente ni mucho menos; por eso estaba pagando en prisión. Pero ella no faltó nunca a la visita, con la jaba cargada de dulces para alegrarlo… y el doble de los consejos que le había dado antes.
No siempre las madres hacen lo correcto. Algunas consienten de más, y eso es tan malo como subestimar el cariño. A veces hasta dejan escapar el amor de su vida, solo por malcriadeces de sus hijos. ¿Quién se atreve a culparlas? Su corazón parece ser mucho más grande.
Sin embargo, prefiero la historia de Elena, con su hijo acompañándola mientras yacía en una cama de hospital, y no iba a salir viva de allí, según contaba Galeano:
- ¨Entró una enfermera, formulario en mano, a cumplir con una obligación burocrática:
- -En caso de que… ¿desea la señora donar sus órganos?
- Elena se rió:
- -¿A mis años?
- Pero pensó un ratito:
- -Todos los órganos no, dijo. Voy a donar dos.
- -¿Cuáles?
- -Los ojos.
- Y al pie del formulario, con mano tembleque, firmó.
- Entonces clavó sobre su hijo los bellos ojos celestes que iban a sobrevivirla, y le advirtió:
- -Para que no andes haciendo bandideces por ahí.
Pero, después, pensó el asunto: con dejar los ojos no resolvía la desconfianza. Así que se levantó de la cama y, contra todo pronóstico, se quedó en el mundo viva y coleando¨.