“El son es lo más sublime para el alma divertir. Se debiera de morir quien por bueno no lo estime”, asegura ese tema memorable nombrado Suavecito, del gran Ignacio Piñeiro, uno de los más interpretados y memorables en la historia de este género musical en Cuba.
Como parte de las expresiones culturales más legítimas de nuestra identidad, el son merecía desde hace tiempo una fecha especial para que se le rindiera tributo, y esta fue seleccionada por fin: el 8 de mayo.
No era una fecha cualquiera, pues un día como ese nacieron dos imprescindibles representantes del género: Miguel Matamoros (1894-1971) y Miguelito Cuní (1917-1984), si bien para formar una lista de soneros cubanos inolvidables haría falta una infinidad de páginas.
Artemisa no quiso estar de espaldas a tan sublime acontecimiento. Por ese motivo será parte sustantiva de un evento que, promovido por las plataformas digitales y los medios de comunicación, tendrá lugar con representantes de todo el Caimán antillano.
El grupo Yawar, junto al reconocido laudista Erdwin Vichot, serán nuestros representantes en este día especial, con el cual siempre soñó su principal defensor y promotor: el maestro Adalberto Álvarez.
“Del son se nutre nuestra cultura. Es un complejo rítmico bailable en que confluyen el changuí, nengón, sucu-suco, guaracha, la timba y la salsa. No solo es justo que tenga un día de celebración, sino que sea declarado por la Unesco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”, declaró el laudista bautense sobre la importancia de este acontecimiento.
El próximo día 8 nuestros representantes, invitados al evento por la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos Antonio María Roméu, interpretarán diversas piezas que constituyen joyas de nuestro pentagrama sonero.