Desde el inicio de la pandemia, los cubanos hemos aprendido a amar al doctor Francisco Durán, porque siempre habla claro, directo, sin rodeos. Cada mañana pone el dedo en la llaga, habla de percepción de riesgos, de responsabilidad y de obligaciones individuales y colectivas.
Por estos días lo alarma Artemisa, una provincia de alta transmisibilidad, por su cercanía a Mayabeque y La Habana, las facilidades de acceso entre sus municipios y su población flotante, gran parte en los campamentos que aportan la mano de obra para las atenciones agrícolas.
Desvela San Antonio de los Baños, en números rojos desde finales de abril, por un evento institucional que —al momento de redactar este comentario— había deparado 80 casos positivos.
Todo nació en una de las entidades que definen la estabilidad económica del municipio: una UBPC tabacalera rentable desde su fundación, con una junta directiva que siempre supo llevar el control del colectivo, pero la COVID-19 le hizo el juego y le sacó puntos de ventaja.
No tiene sentido hacer leña del árbol caído. Por supuesto, si cada quien hiciera justo lo que le toca, la situación fuera bien diferente.
Pienso una vez más en el doctor Durán, en la presidenta del Consejo de Defensa Provincial e incluso en Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de la República, cuando piden hasta el cansancio mejorar la pesquisa diaria, las encuestas y ser ágiles en aislar a los contactos de positivos, para cortar la cadena de transmisión.
En San Antonio de los Baños eso falló, como fracasaron otras medidas, por falta de control oportuno. De alguna manera, se mantuvo la comunicación terrestre entre el municipio y la capital, aun cuando se orientó fortalecer el punto de control.
Tampoco fue muy efectivo el cierre de establecimientos a la 1:00 de la tarde, más bien generó aglomeración en sitios de habitual concurrencia. Otro tanto ocurrió con los cajeros automáticos, inestables en el funcionamiento, y en las tiendas en MLC no mermaron las colas, porque el tiempo para adquirir productos es menos y sus clientes quieren comprar.
¡Ni hablar de los parques! Lamentablemente, ganaron vida en las noches sin el debido control de las autoridades.
Fue así como los números se dispararon, al punto de llegar a una cuarentena por emergencia sanitaria. Desde el confinamiento en los hogares, tendremos días para repensar las negativas consecuencias de nuestras malas decisiones, para entender que a la COVID hay que temerle, porque no tiene rostro y deja huellas imborrables por donde pasa.
Debieran seguir los pasos del periódico vanguardia,
Ahí si hay debate
este diario parece estar en aislamiento social.