Las instituciones de Salud deben ser ejemplos de higiene, de buenas prácticas sanitarias, de pulcritud al extremo. Lamentablemente, no sucede así en cada uno de los centros de la atención primaria.
Paredes escritas, sucias o con visible humedad, sobre las cuales pintaron sin que mediara una espátula; cabillas por fuera del techo; escasa iluminación o rejas que ponen a prueba la seguridad del centro, podría ser a priori el diagnóstico técnico del policlínico Adrian Sansaricq, en Artemisa.
Por si no bastara, donde las ventanas fueron más pequeñas que la cavidad, aún el relleno de bloques está esculpido como parte de una construcción barroca, a simple vista, sin repello ni intención de emparejarlos con la pared colindante.
Súmele el polvo de las ventanas, las telarañas y las instalaciones eléctricas con cables empalmados al alcance de cualquier mano intrusa.
A la enfermedad constructiva del sitio, podemos añadir las largas esperas para las consultas que reúnen a embarazadas o lactantes en los pasillos. Con lo avanzada que está la informatización en el sistema de Salud en Cuba, ¿no sería mejor que los propios pacientes pudieran escoger de manera virtual una hora para asistir a su consulta… y no tirar por el tragante el tiempo sentados en el banco de la paciencia?
La mañana del 21 de abril, cientos de personas subieron y bajaron la escalera del fondo, más de 20 mujeres (contadas) cargaban lactantes que iban a consulta. En fila india se ubicaron en el pasillo y luego, cuando una motosierra cortaba (en pleno pasillo central) un rollo de cartón, subieron la escalera del fondo.
¡Ay Doctor Durán! Me acordé de quien tanto exige y su insistencia en proteger a los más pequeños, realidad a la que Artemisa no escapa y cada semana aporta números a la estadística nacional.
A esta periodista, que ya pasó por el trago amargo de padecer COVID-19 y vive con sus secuelas, le dolió la ausencia de alguien que, al menos, rociara un poco de cloro en el pasamanos.
Cabría evaluar también la seguridad sanitaria de las entradas del policlínico: si usted va a un turno de ultrasonido o a practicarse análisis de sangre, le sugieren amablemente que lo haga por el pasillo, carente de pasos podálicos ni pomos con solución de hipoclorito.
No escapan las consultas a estas precarias realidades; algunas con sillas a punto de desencolarse, solo aguantadas por la voluntad de los médicos de seguir atendiendo pacientes pese a las dificultades.
Vale mencionar también la cruda realidad de los servicios sanitarios, que han sido parte de El pueblo opina en nuestro semanario, con respuestas poco objetivas acerca de alguna posible inversión y cuyo lavamanos nuevo carece de un grifo, algo tan sencillo para hacerlo útil.
Carácter y cumplimiento deben ir de la mano en un área de Salud que figura entre las siete con mayor riesgo de enfermar en los 11 municipios, con índices que superan la tasa de incidencia promedio provincial casi en el doble. Poner atención en detalles como la higiene, control de personas y mayor organización de los asistentes a las consultas, podría mostrar un ambiente menos contaminante.
A esa tarea administrativa deberá seguirla una pronta inversión para mejorar las estancias y devolverle vida y confort al Sansaricq, tanto a médicos como pacientes. Pero precisa también un trabajo verdaderamente ejercido por quienes tienen la misión de que el policlínico muestre su mejor cara.
Muchas gracias, por y tan ciertas palabras, me gusta mucho su trabajo, me gustaría que también hablarán de los casos positivos de covid y de dónde son, en los municipios, por ejemplo aquí en Baracoa nunca sabemos, Y es información es valiosa, gracias y siga , trabajando, que se sigan recuperando, su esposo y UD.
Muchas gracias. El deber de un periodista siempre está en poner luz en la oscuridad, o en aquello que muchos prefieren mantener a oscuras.
Mi esposo y yo nos recuperamos bien, gracias!
Muy buen análisis, excelente, necesitamos más periodistas así, qué digan la verdad sin tanta vestimenta.