Mientras los obreros alistan los detalles para proceder con la fundición del techo, Héctor Fidencio Núñez pensó en dos cosas: en su esposa Cristina, a quien el corazón no le acompañó para ver tanto, y en las bondades del Estado, que ponía a su disposición 25 metros cuadrados de un módulo básico de vivienda, en Alquízar
Al amparo de la política de subsidios, cada año en el país familias vulnerables, como la de Héctor, dejan atrás las temidas noches en el rancho de tabla. Una realidad que no solo contenta a los beneficiados, sino también a los gobiernos en cada territorio, máximos responsables de saldar esta deuda con las personas necesitadas.
Así, ante el afán de cumplir más y mejor con los planes, en Artemisa se implementan acciones para fortalecer la eficiencia, reducir costos y gastos en el proceso de fabricación de techo.
Más calidad y menos gastos
Entre las novedades impulsadas en la provincia destaca la propuesta de una nueva cubierta para las Células Básicas Habitacionales (CBH) utilizando la losa nervada con acero de ½, hormigón y ladrillos.
“A partir del déficit de acero de 3/8 y alambrón, ambos renglones de importación, un grupo de proyectistas de la Empresa SERTAC concibió la nueva propuesta, desde sus propios criterios técnicos y basados en las experiencias de la provincia de Sancti Spíritus”, explicó León Pérez Pérez, especialista del Programa de Producciones Locales del Consejo de la Administración Provincial.
La inventiva, subrayó el funcionario, representa un ahorro considerable de cemento y acero: del primero de estos materiales se calcula una disminución de 0,136 toneladas métricas (TM) por cada CBH; mientras que del segundo de 0,028 TM.
En ambos casos, en proporción a las 743 CBH previstas en el plan de 2021, se calcula un ahorro de 101,048 TM de cemento y 20,8 TM de acero en total.
Entre los beneficios de extender esta práctica, primero a la provincia y luego a todo el territorio nacional, sobresale el uso de materiales puramente de producción nacional; así como las ventajas que supone el trabajo manual que evita los izajes de grúas y por ende el ahorro de combustible.
Un cielo rojo de ladrillos
Justo el pasado 1 de abril comenzó a funcionar la nueva máquina de ladrillos de barro en la UEB El Jardín, ubicada en el municipio de Artemisa, perteneciente a la Empresa de Construcción y Mantenimiento del territorio, cuya producción va destinada a la fabricación de las mencionadas cubiertas para subsidios.
Maylén Hernández Aguirre, especialista en ensayo físico-químico y equipos de la Unidad, al referirse a la calidad explicó que la arcilla debe tener determinada plasticidad, que se comprueba en las manos por su sensación de plastilina; si no se logra el conocido efecto, indica que la masa contiene demasiada humedad, la cual interfiere en los resultados.
El día de nuestra visita se habían hecho 500 ladrillos en unas dos horas de trabajo, lo que apunta al buen ritmo y la garantía de al menos un kit de cubierta diaria.
En la fabricación participan seis hombres, quienes también operan el horno, cuya capacidad asciende a 8 000 ladrillos.
Así, basados en el principio de producir localmente los materiales de construcción con los recursos naturales disponibles en el área, desde Artemisa se traza un camino muy promisorio en la construcción de viviendas, con menos cemento, árido y dolores de cabeza.
Por GISELLE VICHOT Y MARÍA CARIDAD GUINDO