Las cooperativas han sido relevantes para el desarrollo del país desde siempre. Hoy su importancia se multiplica, al ser las máximas entidades responsables de la producción de los alimentos que tanto necesita el país, urgido de estrategias que disminuyan importaciones y nos conduzcan por el camino de la tan ansiada soberanía alimentaria.
En suelo alquizareño una de estas despunta por sus resultados y su inserción en la Tarea Ordenamiento: la CCS Frank País, donde además de sobrecumplir planes de producción y siembra, experimentan variadas estrategias productivas que ayudan al desarrollo del municipio.
Ubicada en la finca La Paz, en la zona conocida como El punto, esta CCS es apoyada por tres proyectos: BASAL (Bases Ambientales para la Sostenibilidad Alimentaria Local), el Proyecto AgroFrutales y el de Apoyo a la Intercooperación Agropecuaria (APOCOOP).
“Aquí insistimos en la gestión cooperada para el desarrollo, enfrentando de manera conjunta, con otras formas productivas problemas económicos, sociales y ambientales. A su vez, estudiamos la eficiencia productiva y la capacitación, poniendo en práctica la equidad de género, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo territorial”, explica Lázaro Núñez, presidente de la cooperativa.
La más bella
Como parte del Proyecto APOCOOP que favorece a esta cooperativa hace siete años, surgió un salón de belleza inaugurado recientemente. La más bella ya impacta en la comunidad, al ser fuente de trabajo para las féminas de la zona.
“La idea del salón de belleza llevaba años dando vueltas y no se concretaba por la carencia del local. Ofrecí mi oficina con ese fin. El sacrificio valía la pena, pues nuestra CCS tiene 98 mujeres entre asociados y trabajadores. Que se vean identificadas en nuestra entidad es importantísimo”, subraya Yanara Rizo, presidenta de la organización de base de la ANAP.
Aquí ofrecen servicios de pelado, planchado, peinado, lavado de cabeza, tintes, queratina, arreglo de cejas, uñas acrílicas y pintura en uñas naturales, para niñas y mujeres, e hidromasaje, con un marcado margen de diferencia en cuanto a los precios de los cuentapropistas.
Kivenia Escalona, peluquera del salón, alude a la aceptación del servicio. “A veces no paramos, son las siete de la noche y aún estamos aquí. Siempre tuve habilidades para el arreglo del cabello pero era ama de casa. Ahora estamos en un período de prueba de seis meses, no somos trabajadoras fijas, pero al menos tengo la posibilidad de estar empleada en lo que tanto me gusta”.
Dentro de los equipamientos se les entregaron secadoras y planchas de pelo, un split, máquina para las uñas, 120 tintes de pelo, 1 200 pomos de pintura y un pomo de queratina para comenzar, juegos de shampoo y acondicionador, sillas y máquinas de pelar.
Según Yanay Álvarez, manicura, el mes pasado recaudaron unos 20 000 pesos, resultado que debe incrementarse en la medida que más personas conozcan de la existencia del local.
Yanara, presidenta del comité de base, encargada directamente de atender el salón de belleza, asegura a nuestro semanario que tienen entre sus perspectivas futuras realizar contratos con Suchel y CIMEX, para adquirir sus materiales para trabajar.
Los proyectos en la Frank País
“Los tres proyectos nos han permitido ser multidisciplinarios y versátiles en nuestras labores. Gracias al BASAL tenemos en la cooperativa: una cosechadora, una sembradora de granos, un tractor moderno, una sembradora de hortalizas, una máquina para sembrar cangre de yuca, un aspersor de riego y una casa de tapados, ambos para capacidad de una hectárea”, sostiene Nuria Valdés, vicepresidenta de la cooperativa.
Con APOCOOP se han podido diversificar. El salón de belleza les ha permitido incrementar las fuentes de empleo para la comunidad. Dentro de pocos meses, al culminar la parte constructiva de la minindustria, tendrán también la posibilidad de ofrecer otros productos.
“La otra facilidad que nos ha dado este proyecto es la Finca Integral Marquetti. A esta la beneficiaron con 20 jaulas para la cría de conejos y una máquina forrajera. En el espejo de agua, donde tenemos la cría de clarias, nos facilitaron mesas, cuchillos y cajas para prepararlas antes de venderlas”, comenta Lázaro Núñez.
En esta finca integral, agrega, también crían cerdos, vacas, gallinas y carneros.
Rogelio Estévez, administrador por 16 años de una de las cochiqueras de esta finca integral, con capacidad para más de 1 000 animales, explica que “el empeño constante de todos los trabajadores de la Frank País, el emprendimiento y sacrifico diario de todos por igual, ha permitido por años sobrecumplir los planes de trabajo”.
Esta CCS de 1 080 hectáreas de tierras productivas, tiene 407 asociados de los cuales 110 son usufructuarios. Solo 26 trabajadores son plantilla directa de la cooperativa: la mayoría allí está directo en la producción.
“Es una cooperativa que, además, sobresale por emplear medios biológicos para el manejo integral de plagas y enfermedades”, asevera Carlos Alberto Musibay, jefe de Sanidad Vegetal en el equipo de producción. Y tiene contratos con numerosas entidades y empresas, además de dos mercados arrendados en La Habana.
No bastan estas líneas para resaltar el empeño diario de quienes allí laboran. De Sol a Sol, sin importar las inclemencias del tiempo o las carencias propias que el bloqueo y la pandemia imponen, allí la voluntad de producir sobresale por encima de todo.