Hay pueblos con historias enterradas por el andar de su gente que vive muy deprisa. Hay historias de gente gigante que también dejan de contar los pueblos. Y nos pasan por el lado estos hombres de batallas y grandes proezas, apenas sin percatarnos o que incluso coinciden con nosotros en un día común.
¿Y qué de sus logros o de sus desvelos y sacrificios? Justificando la ausencia de Edel Robaina Figueroa entre mis líneas por Alquízar y los suyos, pretendo contar su historia desde lo que han visto mis ojos.
Llegué un día a su casa de mano de mi mamá, aún siendo muy pequeña, pues su esposa Noelia, una de las pediatras más reconocidas que tiene Alquízar, iba a “revisarme”, porque con nada se me bajaba la fiebre.
Allí lo encontré por primera vez. Un hombre muy alto, “papacito piernas largas”, de los muñequitos de mi época, pensó mi cabeza al instante, y mientras Noelia me mandaba 14 bulbos de penicilina, Edel le decía a mi mamá que “sin zapatos y pa´los charcos, que no había mejor remedio que los anticuerpos que se cogen en el campo”.
Desde ahí lo vi con ojos de cariño, pues su receta era la que más me gustaba y donde lo viera en la calle a partir de entonces lo saludaba con alegría.
Después estando en secundaria para un trabajo práctico de Educación Física me dijeron que fuera a buscarlo, pues, por lo menos en Alquízar, de deporte, más que él no sabía nadie. Y así lo hice.
Supe de su trayectoria y cómo con solo 16 años Edel comenzó de activista en la dirección General de Deporte, como anotador de Béisbol y al crearse el INDER, inmediatamente se integra, siempre cegado por la pasión. “En 1968, me promueven a dirigir la institución y fui corresponsal de Historia del Deporte, pues nadie quería tanta responsabilidad, pero yo encantado”.
A nivel provincial y nacional es catalogado como vanguardia al participar en varias plenarias. Llegó a ser Vicedirector Administrativo de la Región Ariguanabo, director municipal de Deportes en Alquízar, y en 1983 director del Combinado Deportivo y se mantuvo por unos años como metodólogo de Cuadro y Superación y por otros de Relaciones Nacionales.
Edel practicaba atletismo, ajedrez, baloncesto, fútbol, béisbol, tenis de mesa y voleibol, obteniendo varias medallas de plata y bronce en algunas de estas modalidades en eventos de pista.
Participó en el Primer Campeonato Mundial de Boxeo en Cuba en 1974, en los Juegos Deportivos Nacionales Escolares, Panamericanos de Judo, los Nacionales de los Trabajadores, en varias plenarias del INDER….
Por sus años de entrega ha sido condecorado con las medallas Aniversario 40 del INDER, Mártires de Barbados, la Rafael María de Mendive y la 20 de Septiembre, por los CDR; además de ser galardonado por fundador de los Juegos Nacionales Escolares en 1962.
Querido y admirado por quienes le rodean, la semana pasada recibió otro reconocimiento de sus compañeros de trabajo, tras el aniversario del INDER, por su labor ininterrumpida en la institución durante 60 años.
Padre de dos profesionales, uno médico como mamá y otro deportista como papá, esposo abnegado que comparte las horas con su Noelia y su deporte, hombre callado, de suave andar, de palabra certera y calmada, hombre buen vecino, amigo, virtud.
Lo ven pasar y ya es un abuelito más, pero se le ha de reconocer el mérito de todo cuánto ha hecho por el deporte de su tierra y su país. Todos lo han de saber, porque hay historias de vida que no es justo que los pueblos o sus gentes la callen, como la suya… que no puede dejar de ser contada.
A Edel
Nos inunda la alegría,
en un nuevo aniversario
Por este hombre necesario
que lucha día tras día.
Su sello de garantía
ha sido su voluntad,
que no ha parado la edad
y sigue con el mismo brillo,
por ser honesto y sencillo
y con enorme humildad.
Director y fundador
y de mucha más valía,
que prosigues cada día
regalando tu esplendor.
Fuiste atleta, profesor
y con esfuerzo constante,
reluce como diamante
tu ejemplo espectacular
por eso hoy hay que gritar,
¡Felicidades gran gigante!.
Pablo Luis García García, (Compañero de trabajo durante 20 años)