No nos gusta la muerte. Ni la guerra. Solo nos han obligado a defendernos, cada día de nuestras vidas. A pesar de sabotajes, invasiones, asesinatos, bombas en hoteles, secuestro de aeronaves, robo de fondos y la negación hasta de vendernos medicamentos, vivimos en un país con una tranquilidad envidiable; lo dicen nuestros visitantes.
Con muy poco, nos las arreglamos para ser felices. Y tendríamos la prosperidad anhelada, si quien quisiera visitar las playas, paisajes y calles de Cuba… pudiera hacerlo y nadie se lo impidiera o intentara disuadirlo; si nadie torpedeara la venta de nuestros fármacos exitosos; si otro Gobierno no metiera sus narices en el comercio entre Cuba y las demás naciones.
La ingratitud, los dólares y la falta de decoro de desmemoriados como Yotuel Romero, Descemer Bueno, Gente de Zona y El Funky, les hacen “cantar” que nos tratamos y dañamos como animales. Parece que no recordaran quién arrebató la vida a 3478 cubanos e incapacitó a otros 2099, a lo largo de estos 62 años.
Nos condenan por soñar con que todos puedan acceder a la Universidad, por llenar el archipiélago de médicos, maestros, deportistas, instructores de arte y trabajadores sociales. Y nos castigan por compartirlos con los más necesitados del resto del planeta. No fabricamos armas nucleares ni bombardeamos otros países.
¿Acaso nuestro pecado radica en defender ideales? Ah, sí, su “novedoso” video clip se pregunta de qué sirven. ¿Cómo van a saberlo los artistas mercenarios que no tienen ninguno y solo los inspira el dinero?
En el colmo del absurdo aluden a “lo que destruyeron con sus manos”; reclaman “que no siga corriendo la sangre”. No hay manera de que el suyo sea un olvido ingenuo: ¿no saben quién destruye, quién asesina, quién priva incluso de medicamentos que pueden salvar la vida de un niño? Si son artistas y tienen tanta sensibilidad, ¿eso no los motiva a escribir una canción?
¡Vaya petulancia esa de que “llora mi pueblo y siento yo su voz”! Cuba no llora; yergue su frente, pero sí se enoja de que quieran asfixiarla: ¿acaso los susodichos defensores de los cubanos no escuchan esa voz?
Insisten en sembrar la duda sobre el porqué muchos se fueron, cuando resulta tan obvio lo difícil de vivir en un país bloqueado por el más poderoso de todos; aun así, la mayoría echamos pie en tierra, porque tenemos Patria y no vamos a renunciar a ella.
Patria o muerte no es una consigna del pasado. No mientras nos agredan. Lo dice el Martí que unas veces manipulan para juzgarnos y otras le vierten encima sangre de cerdo, en un intento vano por borrar los símbolos que nos definen.
“El amor, madre, a la Patria no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba que pisan nuestras plantas; es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien la ataca”.
No repetimos ¡Patria o muerte! porque seamos beligerantes. Es un grito de alerta, de reafirmación, de coraje. En el caso de la Cuba nacida en 1959, la nación todavía bloqueada a 21 años de nacido el siglo XXI, en la exclamación de ¡Patria o muerte! nos va la vida.
Por eso, mientras lanzamos ese alarido a los cuatro vientos, persistimos en nuestra lucha por la vida. Peleamos por vivir en paz. Sabemos que bastaría con los ingresos de un turismo sin bloqueo, de un comercio sin trabas. Pero queremos despejar cualquier duda: para quien ama a su suelo, morir por la Patria es vivir.